Las 238 personas enviadas a El Salvador por atribuírseles ser miembros del grupo criminal Tren de Aragua por el solo hecho de estar tatuados, están por ahora confinados en el Centro de Confinamiento contra el Terrorismo, pese a que el juez federal estadounidense James Boasberg prohibió hacerlo, pero esta orden no se cumplió.
Como han dicho familiares cercanos de los detenidos, todos ellos llevaban vidas normales, algunos están casados con ciudadanas estadounidenses y tienen hijos, además de que los tatuajes no tienen nada que ver con asociaciones ilícitas, pues son manifestaciones de amor o cariño por sus parejas, devociones religiosas, figuras caprichosas.
En un momento en que tantas personas de todas las edades se tatúan por moda o capricho, sin tomar en cuenta el perjuicio que hacen a su sistema inmunológico, portar un tatuaje no dice otra cosa más que la falta de reflexión se tuvo al dar semejante paso.
En una época los marinos eran los únicos que se tatuaban pero en forma medida, lo que nos recuerda el caso de un tío que nació y vivió muchos años en el puerto de La Unión y se hizo un pequeño tatuaje en el dorso de su mano de una ancla, lo que le avergonzaba años más tarde y ahora sería motivo encarcelamiento arbitrario.
Popeye el Marino de las historietas cómicas tiene tatuajes pero a nadie se le cruzó por la cabeza que eso indique pertenencia a grupos de malhechores como los piratas de aquellos tiempos, pues el personaje combate el mal...
Uno de los venezolanos apresados y enviados atolondradamente a nuestro país había buscado refugio en Estados Unidos después de ser torturado por la narcodictadura que rige su país.
Tatuarse o no tatuarse, al igual que "dejarse la barba" en los hombres, son pasajeras modas y lo que en un momento parece muy simpático a los años se sufren las consecuencias pues los tatuajes se mueven con el tiempo.
Dios mediante, el régimen de Bukele no proceda a apalear y torturar a ese grupo de venezolanos, pues eventualmente enfrentaría demandas legales por ello; una cosa es maltratar, torturar y hasta matar connacionales pero otra muy distinta es hacerlo con extranjeros y más en las atolondradas condiciones que llevaron a la deportación.
Un juez federal Boasberg está siguiendo el caso minuto a minuto, como muchos otros jueces velan para que toda persona a la cual el ICE le pone el dedo tenga oportunidad de defenderse, de ser asesorado por un abogado.
Lo insólito y reprobable de estos hechos es que las autoridades emplazadas están dándole largas al funcionario judicial para que no llegue al fondo de las responsabilidades y que, como tal vez querían evitar, el caso va en su segunda semana de cuestionamientos y condenas, contradicciones en la misma administración estadounidense --ahora señalan al secretario de Estado-- y fuertes reclamos hacia el régimen en El Salvador, con el consiguiente riesgo de que a futuro los cautivos puedan demandar al país.
El mundo está pasando por una etapa literalmente infernal, truculenta
Como hemos dicho, toda persona honesta es un activo valioso para su país o aquellos donde por circunstancias llegue, más en el caso de los hispanoamericanos que buscan refugiarse en Estados Unidos, en su inmensa mayoría cristianos (católicos o evangélicos) y además personas de trabajo que se esfuerzan para no ser problema para nadie.
El episodio más infernal de nuestro siglo, peor que la represión estalinista en Rusia, fue la persecución de los judíos por los nazis, que machacaban y asesinaban personas judías, aunque se tratara de niños de tres, cuatro o cinco años...
El mundo está pasando por una etapa de horrores, de persecución, de masacres, de posturas demenciales de parte de dictadores y mesiánicos... Dios quiera que el horror se supere...