Proteger el ambiente y la naturaleza que durante milenios fue su hogar es uno de los grandes desafíos que enfrentan los nativos de distintas regiones, desde los indios de Norteamérica que están repoblando las grandes praderas y que se enfrentaron a los avances de “las caras pálidas” en su marcha hacia el Oeste, hasta los mapuches (los antiguos araucanos que poblaron Chile y Argentina, aunque de estos últimos quedan pocos debido a la persecución y exterminio parcial por los colonizadores europeos que escapando hambre y penurias se fueron asentando en ese país).
Hace unos meses salió a luz el exterminio de las tribus nativas del Canadá, lo que levantó una protesta de las víctimas y sus descendientes, lo que el país con legítima pesadumbre reconoció y pidió perdón. Durante más de una semana la bandera en las sedes diplomáticas canadienses se mantuvo a media asta, la señal de duelo en la mayoría de países.
“Los alrededor de quinientos millones de indígenas que hay en el mundo que defienden sus derechos, su cultura y su s hogares ven constantemente enfrentados defienden sus derechos humanos, su cultura, la naturaleza y su hogar se ven amenazados constantemente por la represión, la discriminación y el racismo más violentos. La defensa de sus derechos, suele ir acompañada de llamados a una mayor protección ambiental y climática. A menudo, pagan sus reivindicaciones con la vida”, dice un comentario de un analista de CNN.
En el caso de los aborígenes australianos, un grupo que hasta la llegada de los primeros colonizadores vivía como en la Edad de Piedra. Era natural que hubiese choques entre unos y otros hasta que se encontró una forma de convivencia.
Pero actualmente grandes proyectos de minería están dañando ese hábitat, especialmente minas de carbón y minería de metales, que contaminan e inclusive reducen las fuentes subterráneas de agua, temiéndose inclusive que lleguen a amenazar el gran arrecife de coral en la costa australiana.
En nuestra región, América Central, únicamente los mayas en Guatemala mantienen una fuerte identidad, conservando sus ritos (un paganismo con ropaje cristiano), su lengua, sus maravillosas y coloridas vestimentas, todo lo que se descubre en la parte norte del lago Atitlán pero que debe visitarse con respeto y simpatía, reconociendo la inteligencia y extraordinarias dotes artísticas que les caracteriza.
El modernismo puede compaginarse con lo tradicional que heredamos
Actualmente arqueólogos están descubriendo pirámides más grandes que las de Giza en Egipto, como los restos de grandes y pobladas ciudades.
De eso a la propuesta de la gestión de Sánchez Cerén de revivir y potenciar el náhuatl hay un gran trecho, pues sólo se puede preservar, ya que las comunidades indígenas que lo hablan son reducidas, según se informa. Es a partir de pequeños núcleos en el istmo panameño, violentos cuando así les conviene, que se encuentran grupos indígenas en América del Sur, como los hay en Indonesia y en Filipinas, como en India, Malasia.
Cada pueblo indígena enfrenta sus desafíos. En Brasil las tribus nativas están uniéndose para proteger su ambiente y combatir la deforestación ilegal, el tráfico de drogas y otras plagas.
Para Mercedes Bustamante, bióloga y miembro de la Academia Brasileña de Ciencias, los pueblos indígenas juegan un papel “crucial” en la protección del medio ambiente: “Las tasas de deforestación en las áreas indígenas son las más bajas de Brasil y también de otras partes de América del Sur. Además, tienen el conocimiento, la sabiduría tradicional, de cómo sacar partido del bosque y mantenerlo intacto”. Esto se debe, principalmente, a su cosmovisión.
Los pueblos indígenas “entienden la relación entre los seres humanos y la naturaleza de una manera diferente”, dice Darío Mejía Montalvo, del pueblo originario cenú (Colombia) y miembro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas.
Esta lucha debe ser apoyada por las entidades protectoras del Medio Ambiente en el mundo…