Cuba, como se temía, llegó al momento de no tener leche para niños ni harina para pan y lanzar un llamado desesperado de auxilio al Programa Mundial de la Alimentos (PMA) de la ONU.
La comunidad internacional ya ha enviado latas de leche en polvo al igual que harina, pero se quedó corta al no exigir a cambio que el régimen libere a los presos políticos y se abra a la democracia, porque continuar con el comunismo sólo le depara más hambre y miseria.
La escasez de leche y harina es sólo la punta del iceberg de la crisis que se vislumbra para la Isla de rostros desesperanzdos y antiguas construcciones fantasmales, donde hoy comienza un plan de alzas de hasta un 500 por ciento en los precios de los combustibles y las tarifas de agua, electricidad y transporte.
Ese era el “paraíso socialista” que quisieron vender los grupos marxistas violentos en Hispanoamérica, para terminar forrándose ellos mismos y dejar a los pueblos en la lipidia, como ocurrió en Nicaragua con los sandinistas y luego en Venezuela con el chavismo.
Si hubiéramos caído en ese nefasto modelo nos tendrían desde hace mucho sin harina, sin leche, con las cárceles atiborradas de presos políticos, muchos más que los detenidos por iguales motivos en nuestro país, que con tanta gracia se ha definido como el lugar donde se va relativamente seguro por la calle pero da miedo hablar y exponerse a lo peor.
Sólo hay que recordar el desastre al que llevaron los sandinistas a Nicaragua en los años 80, cuando no había papel higiénico ni artículos básicos para la población, el dinero local no valía nada, pero los gorilones cachuchudos se forraban dándose gusto con los despojos de “la piñata”, así como ahora le roban las propiedades a las iglesias, a las universidades y hasta a los boy scouts.
Con tanto desastre, hambruna, ciudades y pueblos exhibiendo escombros, la pregunta que tantos se hacen es ¿por qué no se reconoce el estrepitoso fracaso del castrismo y se tira a los estercoleros el nefasto sistema?
Más bien el régimen carcelario cubano continúa con sus nexos con Rusia, donde la población también la está pasando cada vez peor debido a las sanciones de Occidente al criminal de guerra y asesino serial Putin, que ya está siendo procesado por la Corte Penal internacional y amenaza con una “guerra nuclear”.
Los dictadores siguen en sus sillas para no ser juzados como los nazis
El motivo, a juicio nuestro, de que archicriminales como Díaz-Canel, el dipsómano Raúl Castro y su cohorte de torturadores y malvados se aferren al poder es porque no tienen dónde refugiarse, salir de la isla con un gran botín pero ir directo a ser procesados por la Corte Internacional de Justicia, como lo está siendo el sicópata Putin.
Es el mismo dilema que enfrenta Maduro, Ortega y dictadores y dictadorcitos Urbi et orbi. Tienen tanta sangre en sus manos que tiemblan con solo pensar lo que les sucedería, como fue el caso de los nazis ajusticiados por disposición del Tribunal de Nuremberg.
(Comentario: esa pléyade de asesinos por ahora se ríen a carcajadas de “fuertes sanciones diplomáticas” y la narcodictadura venezolana continúa exportando droga sin pestañear). Se repite así la burla de Xi Jinping y de Putin al mundo: de nuestro trono nadie nos quita…