En un pasaje bíblico se asegura que Herodes el Grande ordenó llevar a cabo una matanza de niños en Belén para evitar que un nuevo rey luego lo destronara, un genocidio espantoso que los romanos no iban a tolerar y sobre el cual no se dice una sola palabra en los anales del Imperio.
Pero Herodes murió antes de semejante espanto, por lo que luego tal crimen se lo endilgaron a Herodes Antipas (nombre que parece ser apodo, como "el antipático"), lo que tampoco se consigna en los anales del Imperio Romano.
Pese a que los judíos eran un pueblo que rehusaba reconocerse como vasallo de Roma, tal horror no habría podido ignorarse, una obstinación que llevó al general Tito, hijo del emperador Vespasiano, a hacer la guerra a los judíos, lo que terminó en la destrucción del Templo, del cual sólo quedaron los cimientos y el conocido como el Muro de las Lamentaciones, un lugar de peregrinación para la nación judía.
Una y otra vez la Biblia habla de las persecuciones de Herodes contra la Sagrada Familia, asedio que les llevó a buscar refugio en Egipto.
Egipto fue un estado independiente de Roma hasta que Julio César inició un proceso que finalizaría con la independencia del Egipto de los Tolomeos, faraones descendientes del general de Alejandro Magno, que había tomado el poder y asumido el título.
Prácticamente muchas historias, fuertemente maquilladas, parten del libro del Génesis y el Éxodo (dos piezas del Pentateuco de Moisés), que entre otros hechos habla de la salida de los judíos por el Mar Rojo, del "sacrificio de Isaac" por Abraham (que entonces frisaba en los cien años según el Génesis (una edad en que ningún centenario andaba sacrificando ni siquiera un corderito amarrado), lo que no se llevó a cabo ya que Yavéh mismo detuvo el brazo, como es también el caso del "diluvio universal" del que no quedan huellas geológicas en ninguna parte, de la destrucción de Sodoma y Gomorra cuando Yavéh hizo llover fuego desde el cielo por no haber siquiera diez justos.... etcétera.
Entre todas las historias del Génesis está la expulsión del paraíso de Adán y Eva, el asesinato de Abel por su hermano Caín impulsado por los celos, la historia de Matusalén que casi llego a los mil años de edad junto con otra partida de longevos en una época en la que pocos niños lograban pasar los siete años...
La doctrina cristiana libera al hombre de supersticiones y prácticas bárbaras
Son en gran parte historias y alegorías en las que muchos creen y están en su derecho de creer si tal cosa les hace felices, pero lo esencial de la prédica de Jesucristo es recoger el mensaje de los Diez Mandamientos y liberar al hombre de odios, de intolerancia, fomentando el buen entendimiento y la convivencia pacífica, lo que se destaca en la parábola del buen Samaritano: todos estamos en la obligación moral de ayudar a quien nos necesite si hacerlo es posible.
De igual manera, los evangelios y el Nuevo Testamento registran gran cantidad de hechos o misterios que no están registrados en la historia o que aún deben desvelarse por la ciencia y los estudiosos, pero que dejan un mensaje único de fe y de signos y reglas que nos llevan a un modo de vida liberador y humanizante; muchas cosas no podemos entenderlas, pero sabemos que son más que lógicas y necesarias. El problema es utilizarlas para someter conciencias, esclavizar, aniquilar las libertades inherentes a la persona.
El gobernador de Luisiana ha ordenado que en las escuelas y entidades públicas se coloquen pancartas con los Diez Mandamientos, lo que para ciertos grupos va contra la separación de religión y Estado, sin entender que son reglas morales, no religiosas, una guía de conducta válida para todos, lo que además libera al hombre de ritos y esquemas, ser esclavo literalmente de tonterías y supersticiones...