Dos pueblos de origen semita, judíos y árabes, se enfrentan en una cruenta guerra pese al común origen narrado en el Génesis que los hace descender de Abraham, después de ser designado para ello por el Señor Dios, quien le ordenó recoger todas sus riquezas, sus esclavos y dirigirse a Canaán, habitado por los cananeos.
El relato es toda una novela que refleja los esfuerzos para hacer de los descendientes de Abraham los escogidos por el Señor para poblar parte de la tierra, dando precisas instrucciones sobre dónde asentarse. Al llegar a Egipto, valorando la belleza de Sara, Abraham la presenta como su hermana y gracias a ello puede defenderla de la concupiscencia de otros, entre ellos el propio Faraón, que para conquistarla regala ovejas, cabras y ganado, para finalmente conducirlos a la frontera, lo que les faculta volver al Neguev, acompañados de Lot.
Abraham, se relata, posee muchas riquezas, oro y plata, al igual que Lot. Y a menos que se trate de fake news, las desavenencias se arreglaron: si tú vas a norte, yo iré al sur; si tú vas al sur, yo iré al norte... Poco más tarde Lot se asienta cerca de Sodoma y Gomorra, ciudades que ofendían al Señor por sus depravadas costumbres, como ahora con Las Vegas, Reno, Los Ángeles, ciertas zonas de Amsterdam y el Reeperbahn de Hamburgo, donde ninguna mujer sola o adolescentes pueden entrar... Dijo entonces el Señor a Lot que si encontraba diez hombres justos iba a perdonar las ciudades, pero al no haberlos y pese a que en toda ciudad hay niños inocentes, ancianos, gente de bien, destruye con fuego ambas ciudades, como justos, niños inocentes, personas con impedimentos los hubo en Hiroshima y Nagasaki antes que Truman ordenara su destrucción, como más tarde lo hizo con Alemania ya vencida...
Realmente esa fue una lluvia de fuego desde el cielo...
Somoda y Gomorra fueron destruidas de raíz, nos dice la Biblia, dejando una tarea a los arqueólogos de encontrarlas y corroborar que efectivamente existieron.
Grandes historias que parecen fantasía, pero que elevan el espíritu
El Génesis hace un listado de los viejos más viejos en esa bendecida región, siendo el campeón de campeones Matusalén, que por un pelín no llego al milenio, todo lo cual tiene el sabor de ficción, de que quienes armaron esas tremebundas historias más que profetas eran novelistas, narrativas en las cuales muchas personas creen, al igual que mucho de lo que se dice de figuras como el Gautama Buda...
Malinterpretar la Biblia ha sembrado el fanatismo que ha llevado a guerras, pero también la incredulidad en los últimos tiempos en que todo debe probarse científicamente y muchos portentos que se narran son causa de recelo y hasta burla. Las diferentes ramas de la ciencia, entre ellas la antropología y la arqueología, son las que se encargan de confirmar, descartar o explicar hechos.
Lo importante es extraer el espíritu del Buen Libro que nos llama a practicar el bien, a buscar la verdad, a procurar la justicia, como se enseña en Los Diez Mandamientos, en los proverbios, los salmos, en los evangelios y los actos de los apóstoles, pero sin caer en cegueras que llevan al Medioevo a países enteros, como los ayatolas en Irán y Afganistán o en la "inquisición" oscurantista católica y protestante. Es importante saber interpretar que no hay que arrancarse los ojos o cortarse las manos para resistir y vencer las tentaciones, sino crecer en sabiduría y amor a nuestros semejantes.
Lo importante es encontrar el sentido de las enseñanzas divinas para ser mejores cada día..