Los monumentos a Cristóbal Colón están siendo retirados de muchos lugares al atribuirle haber destruido parte de las culturas de los pueblos precolombinos, una acusación que también se hace a Hernán Cortés, quien, aliándose con tribus hostiles a los aztecas y mexicas, pudo derrumbar ese imperio, centrado en Tenochtitlan, en el punto donde hoy en día se encuentra la capital de México.
Sin conocer exactamente cuál era la naturaleza de esas culturas, al día de hoy muchos se rasgan vestiduras por la pérdida de ellas.
Pero lo “pacífico y tranquilo” no distinguió, como ejemplo, a los antiguos mayas, una cultura que en parte perdura en Yucatán y Guatemala y estuvo relacionada con los pipiles en el norte centroamericano.
Sacrificios humanos perpetrados por los mayas en la península de Yucatán en los siglos previos a la Conquista española han destruido el mito de que era una civilización “pacífica” que se extinguió a causa de las guerras entre distintas facciones pero ha dejado asombrosos monumentos tanto en México como en el norte de Guatemala, los que han ido saliendo a luz gracias a la labor de arqueólogos de muchas naciones.
La creencia hasta hace pocos años fue que las víctimas de los sacrificios eran mujeres y hombres jóvenes, las “virgines de leyenda”, hasta que un artículo publicado en la revista NATURE hace pocos días da detalles nuevos, evidenciando que los rituales eran más complejos de los que se creía.
Los resultados, obtenidos del análisis del DNA de 64 víctimas, determinan que todos eran niños de entre tres y seis años, algunos relacionados entre sí y entre los cuales se encontraban dos pares de gemelitos.
“Los resultados fueron una gran sorpresa”, declaró Rodrigo Arquera, investigador del Instituto Max Plank, de Leipzig (Alemania).
Adicionalmente a las víctimas humanas, todas en una especie de pozo al pie de la pirámide, había ofrendas de objetos valiosos.
Se encontró además que los niños habían estado sometidos a una misma dieta.
Los restos cubren un periodo de quinientos años, pareciendo como si, además de estar relacionados con un mismo linaje, la naturaleza de los sacrificios se mantuvo.
Lo del “linaje” indica que ciertas familias se enorgullecían de entregar a algunos de sus niños para los sacrificios, una costumbre que, en una forma menos cruenta, se dio entre los cartagineses durante las guerras contra Roma y que se relatan en la novela Salambó del francés Gustave Flaubert, el mismo autor de Madame Bovary.
La “santa” inquisición no se quedó corta en torturar con horror a sus enemigos
Los gemelos desempeñaron un papel especial entre los mayas, derivado en parte de una leyenda de unos gemelos que bajan al infierno para vengar el asesinato de su padre.
Se dice que en México los indígenas ofrecieron a Cortés cocidos con cabezas humanas entre otros ingredientes, una forma de canibalismo que perdura al presente, pues al “emperador Bokassa” en África Central le encontraron carne humana en sus frigoríficos...
Los horribles rituales mayas dejaron de practicarse y a cambio los europeos aportaron a América una visión realista del mundo, el caballo, la rueda para uso en carros de transporte, aunque con otras variantes la “santa” inquisición aplicaba espantosos tormentos a sus enemigos, lo que perduró hasta inicios del siglo XIX...