China ha amenazado con derribar el avión de la líder demócrata en el Congreso de EE.UU., Nancy Pelosi, si ella intenta visitar Taiwán en su periplo por Asia, una amenaza que en ningún momento debe tomarse a la ligera, por un escalofriante hecho: en 1983 los soviéticos derribaron el avión del congresista Larry McDonald cuando sobrevolaba cerca de Rusia.
McDonald, a quien tuvimos el privilegio de tratar personalmente, era un fuerte crítico de las dictaduras de China y Norcorea.
El avión de McDonald hizo una escala en Seattle antes de “cruzar los grandes océanos”, un vuelo que también iba a tomar el líder conservador del Senado, Jesse Helms, pero que al retrasarse su viaje, no lo abordó.
El sucio pretexto para la agresión fue que la aeronave había violado el espacio aéreo ruso…
Pero por más amenazas que haga el régimen chino de que “sus militares no se quedarán sin actuar” al efectuarse la visita, ya anunciada de Nancy Pelosi, derribar o atacar un avión donde se transporta una mujer es muy grave, ya que no solo se suscitaría una repulsa mundial al hecho, sino que los grupos feministas de todo el mundo reaccionarían contra China.
Derribar el avión de Nancy Pelosi sería un mensaje, no únicamente para los taiwaneses, sino para todas las naciones en la periferia de China… Pero al mismo tiempo, ese magnicidio, contra una mujer, generaría un movimiento en toda el Asia contra la dictadura comunista, que toma medidas contra su propia población, persigue toda disidencia y ha llegado a decretar, como lo señala el joven estudiante Guillermo Zaragoza en estas páginas, que sobre cualquier tema únicamente pueden expresarse aquellos que son conocedores, lo que de golpe anula la posibilidad de debates o posturas disidentes.
Nadie, que se sepa, ha opuesto abiertamente los draconianos cierres de barrios y ciudades para evitar la propagación del covid, una peste supuestamente originada en un mercado de Wuhan pero que llevó a censurar al médico que alertó sobre el peligro.
El horror del covid es obra de la censura…
La imposición, el terror, la censura y la cárcel son la constante en las dictaduras
La amenaza contra Pelosi pone de relieve, una vez más, lo que tienen en común las dictaduras desde siempre: recurren al asesinato para librarse de críticos o amenazas a sus despotismos, siendo el criminal de guerra Putin el más repugnante caso en la historia reciente, pues ha sido acusado de abiertamente, sin tapujos, envenenar a sus opositores, entre ellos dos disidentes rusos refugiados en Londres y que literalmente se “desintegraron” frente a la opinión pública, y el caso de Alexei Navalny, a quien envenenaron impregnando sus calzoncillos.
Taiwán es una nación esplendorosa que se rige bajo una economía libre, en la cual prácticamente no hay delincuencia, donde el buen trato y la hospitalidad son norma, un pueblo con el cual mantuvimos la relación más constructiva hasta que, en un acto asqueroso, el gobierno efemelenista quiso sacarles mucho dinero antes de pasarse del lado de China Continental.
Las democracias son siempre una piedra en los zapatos de los dictadores, pues saben que, por más que lo traten de impedir, la gente compara lo que es la vida bajo una dictadura y lo que las democracias ofrecen a sus ciudadanos….