Desde la agresión al Capitolio instigada por Donald Trump en un intento de revertir el triunfo de Joe Biden en las elecciones, Estados Unidos viene sufriendo un incremento en actos violentos, desde bandas de sujetos en motocicletas que roban en las calles hasta asaltos a supermercados, tiendas Apple, almacenes como Nordstrom, que a causa de esa violencia cerró sus tiendas en San Francisco, algunas ubicadas muy cerca de Union Square, el centro simbólico de la ciudad.
El esquema es escalofriante: grupos de indeseables irrumpen en un almacén o comercio y empiezan a llenarse los bolsillos de artículos indiscriminadamente, no siendo a causa de necesidad cuanto para lucrarse personalmente o vendiendo lo robado.
En el caso de las tiendas Apple, además de estar asegurado lo que exhiben, la firma puede a distancia inutilizar teléfonos, tabletas y computadoras, así como localizar dónde se encuentran y dirigir a la policía a aprehender a los ladrones, en igual forma como los “airtags” fabricados por Apple pueden detectar piezas de equipaje en un aeropuerto en otro continente.
En buena parte se considera que son estos “lodos de aquellos polvos”, secuelas del asalto al Capitolio instigado por Trump, quien se denunció que encargó a su vicepresidente, Mike Pence, a desconocer los resultados electorales y de tal manera obligar a que el Congreso designara al ganador desconociendo las información de las juntas electorales de cada Estado.
Pero Pence, contra lo que Trump esperaba, actuó ciñéndose a lo que ordena la ley, haciéndolo en medio del asalto de las turbas cuya consigna era “colgar a Pence y a Nancy Pelosi”, quienes por minutos lograron evadir a la enloquecida chusma y refugiarse en un lugar muy protegido.
Los asaltantes rompieron puertas y ventanas, uno de ellos se sentó en la silla de la señora Pelosi y puso sus pies encima del escritorio… lo que en parte fue filmado y es la evidencia con que jueces han ido procesando y condenando a los miembros de los grupos de asalto, entre ellos los “Proud Boys” (muchachos orgullosos del vil papel que asumieron ).
El cabecilla y “fundador” de los “Proud Boys” ha sido condenado a 17 años de cárcel, pero hasta el momento Trump no ha sido procesado penalmente por incitar a las turbas, una criminal maniobra de la que su esposa Ivanka ha tomado distancia, en gran parte desde que se le acusó al expresidente de contratar a una actriz porno a visitarlo en la mismísima Casa Blanca…
Paralelamente la Fiscal Pública de Nueva York, Letitia James, está indagando las denuncias de las denunciadas movidas de Trump en sus negocios, donde se ha alegado que arbitrariamente inflan el valor de lo que está a su nombre, un proceso que, de acuerdo con Trump, es “una cacería de brujas”, echando mano de su táctica usual de hacerse víctima y de mentir, mentir, mentir y seguir mintiendo, una conducta por la que el juez del caso lo reprendió duramente en la audiencia en la corte.
“Si a este no le aplican la ley sigamos en nuestras fechorías…”
En su listado sobre los 140 estadounidenses más ricos del país Trump ya no aparece, lo cual debe de ser un duro golpe para su “infinito ego”, lo que le lleva a más y más mentiras…
Las hordas que perpetran asaltos a almacenes y tiendas, a transeúntes, a lo que esté a su alcance, deben de creer que “si a Trump” no le hacen nada, “pues juguemos a lo mismo…”