Ocho millones de quintales de granos necesita El Salvador para alimentar a sus pobladores, señala la organización CAMPO, los cuales no podrán obtenerse “con prestamos” dado que el mundo y particularmente África y el Medio Oriente están deficitarios a consecuencia de la no provocada invasión de Ucrania por el criminal de guerra y asesino serial Vladimir Putin.
Ni Estados Unidos ni Argentina están en condiciones de suministrar esas cantidades, lo que pone a países deficitarios en alimentos en una situación muy crítica, ya que los precios se determinan por las leyes de mercado: al haber mucha demanda por un bien limitado, su valor inexorablemente se eleva.
Esta grave situación se debe, en parte, al desinterés de la dictadura por activar el agro, pues inclusive usó una gran extensión de tierras fértiles para construir una mega-cárcel y se propone disponer de otras cultivadas para montar el “aeropuerto de Oriente” para uso de avionetas, ya que ninguna compañía aérea que llega al aeropuerto internacional está en posición de hacer del “aeropuerto de Oriente” un hub para sus vuelos.
Para acomodar vuelos no especificados el régimen está creando otro elefante blanco a la par de “el Hospital El Salvador”, la “Bitcoin city”, los cajeros “Chivo” y múltiples adiciones más, una hemorragia de fondos públicos de los que nadie da cuenta.
Destruir es muy fácil; como dijo San Josemaría Escrivá de Balaguer, una catedral toma siglos para levantarse pero unos picapedreros pueden destruirla en poco tiempo, como estuvo a punto de suceder con Notre Dame de París, devastada aparentemente por un fumador…
Acabar con la “reforma agraria” impuesta a los golpistas en marzo de 1980 debe ser un objetivo de primera línea, pues el esquema es empobrecedor y ruinoso por una razón: el costo de obtener una cosecha se determina principalmente por el uso y pago de maquinaria, de fertilizantes en muchos casos, de salarios a quienes toman parte en la siembra y recolección, de los bodegajes y transportes, de lo que cobran técnicos agrónomos… la contribución de la “tierra” es de alrededor del dieciséis y diecisiete por ciento, lo que se paga por alquilarla en casi un ciento por ciento de los casos.
La “reforma agraria” de 1980 ha sido la ruina del agro
Para llevar a cabo “la reforma” los golpistas con su cohorte de desvergonzados procedieron a estatizar la banca, lo que llevó a la quiebra del sistema financiero en cuestión de meses, pues los créditos se daban por conectes políticos.
Los beneficiarios de la reforma no fueron “pobres pero honestos agricultores” sino principalmente jornaleros que se dieron a la tarea de sacrificar y hartarse en barbacoas el ganado importado, sementales. Las propiedades fueron saqueadas.
Al día de hoy “el sector reformado”, que se asienta sobre las mejores tierras de labranza del país, está en bancarrota. Lo más doloroso es que grandes extensiones que en su momento eran muy productivas ahora están casi en abandono, pues además los jornaleros se dedicaron a talar árboles para vender su madera.
¿Cómo reformar la reforma? De eso nos ocuparemos más adelante, pues cualquier esquema debe estar protegido de los mañosos a quienes actualmente les faltan manos para embolsarse lo que está a su alcance…