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Irán: ¿Y ahora?

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Por Pascal Drouhaud | May 25, 2024- 19:49

Crédito foto: Julio Patti

Pocos días después de la muerte accidental de Ebrahim Raisi, presidente de la República Islámica de Irán, con varios dignatarios del régimen, entre ellos el canciller Hosseim Amir Abdollahian, varias son las preguntas que muchos se hacen. ¿Cuáles son las consecuencias de esta desaparición tanto sobre el régimen de los ayatolas, como en materia de política exterior y regional? Dos de los temas de actualidad consisten en su posición en cuanto a Israel.

El Estado hebreo logró destruir, usando el “Domo de Hierro”, un sistema de protección militar, prácticamente todos los misiles y drones lanzados desde Irán y otras partes del Medio Oriente en la noche del 13 al 14 de abril pasado. El programa nuclear iraní, conteniendo una dimensión oculta, sigue siendo muy sensible. Indicios desde hace una semana empiezan en revelar la administración de una sucesión inesperada.

El difunto presidente era oficialmente el número 2 de un régimen dirigido por el guía supremo Ali Khamenei, de 85 años de edad, que sucedió al ayatola Khomeini en 1989. Podía contar desde entonces con la lealtad de Ebrahim Raisi. Ocupó funciones esenciales en el ámbito de la justicia hasta llegar en ser el procurador general de una república islámica que desempeñó usando el instrumento de la represión cuando las protestas en las calles se intensificaron.

A raíz de decenios de poder político, económico, pero también espiritual y simbólico, el guía supremo pudo afirmar, pocas horas después del anuncio del accidente de helicóptero en el cual dejó la vida el presidente, que “la nación no necesita estar preocupada o ansiosa, porque la administración del país no será para nada perturbada”.

Técnicamente, el artículo 131 de la Constitución prevé elecciones en los 50 días. Pero, políticamente, la situación es imprevisible. Por ejemplo, la visita que efectuaba Ebrahim Raisi a la frontera norte de Irán, contando con la presencia de su homólogo de Azerbaiyán, Ilahm Aliev, anunciaba una nueva proximidad con dicho país, cuando Irán apoyaba desde hace años a la vecina Armenia.

Por cierto, la guerra en Ucrania desatada por Rusia el 24 de febrero de 2022 contribuye a una redefinición de enlaces de fuerza tanto como de interés. Un solo tema no tendrá evolución: el odio que tiene Teherán para Israel. La carrera secreta iraní en favor de un potencial nuclear militar se vuelve de vida o muerte para el Estado hebreo tanto como para sus aliados. Por otra parte, la muerte de Ebrahim Raisi sucede una semana después de la segunda vuelta de las elecciones legislativas. La posición del presidente del majlis, la asamblea única iraní, sigue todavía por determinar, anunciando una batalla de influencia política interna. El vicepresidente Mohammad Mokhter cubrió el vacío dejado por la muerte de Raisi. Pero el tema guarda un contenido político que incluye la sucesión del guía supremo.

Las candidaturas para las elecciones del 28 de junio deben recibir “la luz verde”del consejo de los guardianes, el organismo de control iraní. Desde la revolución de 1979, el “nezam” representa la práctica detrás de la escena, llevada a cabo por el régimen. Se trata de una toma informal de las decisiones, ilustrando el enlace de poder entre facciones, grupos, tantos rivales luchando por su influencia. Los “conservadores” tienen el control de las instituciones. Ebrahim Raisi se inscribía en linaje del guía Khamenei. El “frente Pavdari”, conocido como “Jebhe Pavdari”, el frente de la firmeza, ganó en fuerza bajo la presidencia de Raisi, fiel apoyo de Khamenei. Fundado en 2011 bajo el mando de Mahmoud Ahmadinejad, se inscribe en la ideología de la revolución islámica, con valores sociales muy conservadores y posturas anti-occidentales. Participaron de un reforzamiento de una ideología que dio argumentos a la represión del movimiento de protesta “Mujer, Vida, Libertad” desde 2022, después de la muerte de Mahsa Amini.

La adopción de la ley llamada “velo y castidad” acompañó una represión social que ilustró la lucha entre sectores conservadores y unos más reformistas. Este duopolio encerró desde hace muchos años la vida política iraní.

La salida en mayo de 2018 de los Estados Unidos del JCPOA, el acuerdo de Viena sobre el tema nuclear, firmado en 2015, fragilizó el campo reformista. La radicalización del régimen durante el mandato de Ebrahim Raisi podría concretizarse dentro de pocas semanas, rompiendo un equilibrio de influencia que maneja el guía Khamenei desde hace 35 años. La muerte de Ebrahim Raisi se ha convertido en un factor de desestabilización, mientras el contexto regional sigue siendo explosivo.

Se cruzó un umbral a raíz del ataque contra Israel en abril pasado. Usando organizaciones y grupos no estatales y en su mayoría terroristas, como los hutíes en Yemen, el Hezbolá en Líbano, se entretiene una estabilización que nutre dentro de otros la guerra entre Israel y el Hamás. Es decir, el momento particular, unos dirán histórico, que se está finalmente viviendo desde la muerte de Ebrahim Raisi.

El reforzamiento de la identidad islámica lleva a más guerra. Un viraje reformista ampliará las fracturas internas. Más que nunca, el “momentum” iraní exige un sentido de responsabilidad que implicará el porvenir no solamente del país, sino de la región del Medio Oriente, sumergida en un ambiente conflictivo permanente.

Politólogo francés y especialista en temas internacionales.

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