Por Ricardo Lara/Dengue: alerta roja
Se informa: “El dengue se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Es una enfermedad que afecta personas de todas las edades, con síntomas que varían entre una fiebre leve a una fiebre incapacitante, acompañado de dolor intenso de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor en músculos y articulaciones, y eritema. La enfermedad puede progresar a formas graves, caracterizada principalmente por choque, dificultad respiratoria y/o daño grave de órganos”.
El Salvador vuelve a ser víctima de una enfermedad que de lejos no parece grave. Se toma el dengue a la ligera cuando es una patología que mata, así de simple. El dengue vino a quedarse entre nosotros y parece que no nos damos cuenta de que tenemos entre la familia salvadoreña a un asesino que vive en una pila, en las aguas retenidas que es tan común encontrar en cientos de miles de hogares del país; sin embargo, debemos preguntarnos ¿qué hacemos?
Dejamos todo en manos del Estado, pero aun cuando se pasa a fumigar, somos reacios a permitirlo en nuestras casas, y si dejamos pasar al personal responsable, no entendemos el gran beneficio que se recibe ya que de nuestra parte; ni abate colocamos en las pilas. Si supiésemos el daño que causa el dengue quizá pensáramos diferente pues los casos de dengue clásico quizá no nos preocupe mucho pero cuando el dengue clásico da paso al dengue hemorrágico, todo cambia.
Jóvenes vomitando sangre, con sangramiento nasal y más son algunas de las manifestaciones clínicas que presenta este cuadro clínico que como un trastorno inmunológico, poco se puede hacer.
Es acá donde espero que sirvan estas sencillas líneas para que la familia salvadoreña tome la responsabilidad del autocuido. Somos nosotros los que debemos cuidar a nuestras familias de no ser víctimas de una de las enfermedades más letales que existen.
Las familias que han sufrido los embates del dengue saben de qué hablo. Muchos creen que es una simple afección, que no vale la pena preocuparnos, cuando es todo lo contrario: el dengue se ha vuelto una enfermedad voraz, destructora, asesina y está en las manos de la familia salvadoreña aunar esfuerzos con las instituciones del Estado responsables de cuidar nuestra salud.
Una vez que el mosquito nos transmitió la enfermedad, ya el problema se salió de nuestras manos y que se vuelve un mortal dengue hemorrágico.
En las últimas décadas ha aumentado enormemente la incidencia del dengue en el mundo: los casos notificados a la OMS han pasado de 505 430 en 2000 a 5,2 millones en 2019.
En la mayor parte de los casos, la persona es asintomática o presenta síntomas leves que se pueden controlar sin ayuda médica.
La OMS ha lanzado esta iniciativa para reducir la mortalidad y morbilidad del dengue mediante la promoción de estrategias de control de vectores, manejo clínico y vigilancia epidemiológica.
Control de vectores: promueve el uso de métodos integrados para controlar los mosquitos, como la eliminación de criaderos, el uso de insecticidas y la implementación de barreras físicas como mosquiteros.
El dengue es una enfermedad fácil de controlar, pero tal acción no es exclusiva del sistema de salud sino que depende de cada familia, que con medidas sencillas tales como mantener las pilas limpias, el uso de abate y de mosquiteros podemos evitar que, una enfermedad aparentemente inofensiva, devaste a la familia salvadoreña.