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Aprendiendo del fracaso y la tragedia

Los fracasos y tragedias provienen de la desorientación conceptual y actitudinal que inclina a un cambio de rumbo del buen camino y buen uso de los recursos propios y ajenos en algo que al principio satisface, pero que luego se vuelve en contra como una maldición y se inicia el espiral que lleva del éxito al fracaso y la tragedia.

Por Pedro Roque
Ingeniero

Cuando se quiere triunfar se buscan casos de éxito, pero del fracaso y la tragedia también se puede aprender. Para entendernos, el fracaso es consecuencia de errores en el manejo de circunstancias previsibles, que no se les concedió su importancia y pudiendo haberlas evitado con acciones preventivas, no se realizaron y se fracasó. La tragedia va más allá, pues queremos entenderla como una situación más grave y con daños colaterales profesionales, económicos, familiares y en la salud mental y física de las personas.

Lo sano de la conversación sobre el fracaso y la tragedia es que también me explicaron cómo las personas pueden haciendo un alto en su camino, reconocer conscientemente su fracaso y su tragedia y bien por su propia iniciativa o aconsejados por alguien que los estima, acuden a otros que padeciendo o habiendo padecido fracasos y tragedias similares saben cómo aplicar una filosofía y metodología de recuperación.

En general, los fracasos y tragedias provienen de la desorientación conceptual y actitudinal que inclina a un cambio de rumbo del buen camino y buen uso de los recursos propios y ajenos en algo que al principio satisface, pero que luego se vuelve en contra como una maldición y se inicia el espiral que lleva del éxito al fracaso y la tragedia.

Por ejemplo, el del uso de cualquiera de los estupefacientes y también de las influencias que temporalmente se obtienen, bien por ser el propietario del negocio, o las influencias y capacidad de decisión, que en su momento fueron otorgadas. Para el caso de las nuevas empresas, aun en estos tiempo, gran parte quiebran en los primeros años y después de cinco, solo alrededor del diez por ciento sobreviven. Y en algunos casos, el fracaso y la tragedia provienen del entusiasmo y la euforia del éxito, o al ver que no se consigue, los protagonistas optan por el consumo de alcohol y estupefacientes.

Dice mi sabio amigo en estos temas  —porque durante años vivió situaciones de fracaso y tragedia—  que gracias a los “Alcohólicos Anónimos” logró recuperarse y recomponer su vida después de un tiempo de profunda reflexión y estar claro de que por su culpa otros también sufrieron. Y la filosofía, metodología y prácticas de los Alcohólicos Anónimos funciona en todo el mundo, en todos los idiomas y estratos sociales, porque la mente de los humanos también funciona de forma semejante.

A mi pregunta de si se podría aplicar la misma metodología para reordenar conceptual y conductualmente la mente de personas que ejercen e irrespetan las leyes valiéndose del poder que les da una máquina, por ejemplo, una moto, un carro, un pick up, un microbús, un camión o un tráiler en las calles o bien la capacidad de decisión en un cargo en una organización pequeña o grande, su respuesta es que sí se puede, pero antes hay que hacerlo con las personas que mandan sobre ellos para que redefinan la forma de pensar y trabajar.

En nuestra reciente historia han sucedido y actualmente están sucediendo tantos fracasos y tragedias, que bien nos vendría analizarlos y entenderlos para tomar las acciones preventivas y que de fracasos no pasen a tragedias.

Y por su caso y los casos que conoce, en los ámbitos personales, familiares, empresariales y en toda la población de los países que conoce y ha vivido, después de reordenar los conceptos y las conductas, y concentrarse en trabajar en la recuperación, se consigue el éxito y las personas, las familias, las empresas y las naciones progresan en el largo plazo, pero siempre se requiere la reflexión, sobre de donde se viene, dónde y cómo está y en cuál dirección se quiere reorientar y seguir.  Es cierto, esta semana aprendí mucho.

Pase un buen domingo

 

Ingeniero/pedroroque.net

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