Si recuerdan, hace algunos meses escribí un artículo sobre el tema de la eugenesia. La eugenesia es una teoría equivocada de higiene racial, en la cual se busca y selecciona pareja en base a filtros de carácter genético hereditario, con el fin de mejorar la raza y para evitar niños con anomalías físicas, raciales o psicológicas.
En términos prácticos una persona que practica la filosofía de la eugenesia se puede conocer cuando discrimina a una potencial pareja, por las enfermedades que han tenido los parientes cercanos y lejanos; y cuando decide no casarse con alguien por que este tiene defectos físicos, o no tiene rasgos simétricos en su rostro, o porque es descendiente de prostitutas, de alcohólicos, de criminales, o de anormales improductivos.
Además, los eugenésicos creían que si alguien era genéticamente inadecuado ya sea por raza o por cualquiera de las razones anteriores, entonces su capacidad mental no era la apropiada y había que infertilizarlos o evitar que tuvieran bebés.
Lo más extremo fue cuando los alemanes realizaron miles de esterilizaciones obligatorias durante la Segunda Guerra Mundial basándose en razones eugenésicas. Y esta filosofía de los doctores nazis ha continuado existiendo hasta nuestros días, aunque no con la radicalidad de su tiempo.
Aún a esta fecha estamos frente a un eugenésico si, cuando busca su pareja, destina recursos para buscar cualquier veta de enfermedades de los parientes del potencial cónyuge, y aplica filtros de discriminación directamente, anulando injustamente una relación amorosa con dicha persona.
Lo más duro es que utiliza criterios mal concebidos, ya que muchos sufrimientos de los antepasados no tienen nada que ver con la genética, sino que son resultado de incorrectos hábitos de alimentación, falta de ejercicio, accidentes, y crisis personales mal solventadas. Queridos lectores: de algo se tiene que morir una persona y no todo es hereditario.
Al terminar la vida, cualquier achaque es usualmente producto de una juventud mal acicalada y no por la genética transmitida.
Ahora bien, cuando una persona piensa solo en los defectos biológicos y padecimientos familiares del posible consorte, lo que sucede es que no se da cuenta de que en la actualidad está más que demostrado que la felicidad interna, la calidad de vida, el deporte, una espiritualidad diáfana con Dios y la alimentación balanceada son fuente de sanación continua contra toda posible enfermedad que pudiera ser genéticamente heredada de nuestros ancestros.
La Sangre de Cristo tiene el poder para curar y para destruir los infortunios y agravios que podrían venir por el linaje de la parentela. Creo firmemente, que absolutamente más de un 80% de las enfermedades (supuestamente de índole genético) pueden ser limpiadas de nuestro organismo, con excelente nutrición y si se tiene un estilo de vida saludable tanto para nuestros músculos como para el cerebro. Así que cualquier defecto metabólico, mientras no sea una enfermedad mental muy pero muy complicada, puede no solo erradicarse, sino que también puede ser exterminado con la fe en Cristo y con el poder del cuido y protección hacia nuestro espíritu, nuestro cuerpo y nuestra mente.
El filtro eugenésico es un cuchillo de doble filo. Aquellos que rechazan a una pareja por enfermedades de los parientes no solo limitan su felicidad personal, sino que también todo lo bueno (los talentos naturales, el cerebro impecable y las cualidades hereditarias) que tiene la persona rechazada.
Y lo más irónico, en venganza divina, todas esas destrezas nunca llegan a las descendencias del eugenésico a través de la nueva persona sustituta.
Al final, el eugenésico se pierde del gusto de tener hijos maravillosos; y como un arpón boomerang, a veces el destino, otorga en sus hijos aquello que tanto despreció.
CEO-Founder Eleonora Escalante Strategy Studio Corporate Strategy Reflections, Arts & Publishing