Historias que importan, gracias a lectores como tú

El periodismo que hacemos requiere tiempo, esfuerzo y pasión. Cada reportaje es para mantener informado y contar historias que marcan la diferencia

Sucríbete y obtén acceso a contenido exclusivo

  
Suscribirme
EPAPER SUCESOS 2024|Diáspora salvadoreña|COSAVI|Turismo

Formar ciudadanos libres

“—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres..."

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

Después de más de cuatro décadas dedicadas a la educación, y de haber visto cómo en todos estos años las nuevas generaciones se van pareciendo cada vez menos a sus antecesoras, sin atreverme a decir si son mejores o peores, si el mundo se va empobreciendo o enriqueciendo con las levas de jóvenes que se incorporan a la vida civil; ni siquiera aventurándome a decir que -como se oye por allí- estamos en una crisis de valores (siempre he sostenido que sin valores es imposible vivir para nadie, por lo que en realidad sucede es que hay un cambio en los valores que mueven a la gente)… después de todo esto, cada vez se refuerza más mi convencimiento que la clave de nuestro futuro está en la educación.


Pero no en esa educación que se orienta casi exclusivamente en la preparación para la vida profesional,para “ganarse la vida”, para vivir una vida “sin problemas”;ni aquella cuyo único horizonte es hacer capaz a la persona para alcanzar bienes bien merecidos como fruto de arduos trabajos…; sino una educación bastante más ambiciosa, más humana: la educación que dispone para la vida en sociedad. La que forma ciudadanos libres en una sociedad libre.
Es decir, no solo una educación que nos libere de la ignorancia y de la incompetencia, sino una que, principalmente, nos preserve del conformismo, del utilitarismo, de las falacias y, por supuesto, de la manipulación. Y que nos prepare, en resumen, no solo para hacer mejor, sino para ser mejores.

Es bien conocido que la dimensión social es inherente a la condición humana. Porque, ya se sabe, para el ser humano es imposible vivir aislado. Ya lo decía el viejo Aristóteles: el hombre que vive solo, o es una bestia, o es un dios. Y, naturalmente, no somos ninguno de esos extremos (aunque algo de bestia, y algo de dios… todos tenemos). Sin embargo, como todo en esta vida, también a vivir en sociedad se aprende, y por eso la carencia de educación es a fin de cuentas una tragedia tan grande, que puede hacer volver a una sociedad a la barbarie.


Muy bien. Pero, ¿de qué libertad estamos hablado? De la que habla el Quijote a Sancho cuando le dice: “—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”.


Una libertad que va mucho más allá de la ausencia de restricciones políticas, y que más bien entra en el ámbito personal de cada uno. No la libertad “de” condicionamientos, sino la libertad “para” construirse a sí mismo.
No en balde los antiguos entendían que el fin de la educación deber ser más que la mera acumulación de conocimientos o la formación de capacidades productivas; por lo que proponían como meta de la actividad educativa, ni más ni menos, que la felicidad de la persona. Una felicidad imposible si se construye independientemente de la libertad, y de la consecuente responsabilidad.


Ingeniero/@carlosmayorare

KEYWORDS

Opinión Valores

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad