Historias que importan, gracias a lectores como tú

El periodismo que hacemos requiere tiempo, esfuerzo y pasión. Cada reportaje es para mantener informado y contar historias que marcan la diferencia

Sucríbete y obtén acceso a contenido exclusivo

  
Suscribirme
EPAPER SUCESOS 2024|Diáspora salvadoreña|COSAVI|Turismo

De trajes, esculturas y limones

Me queda la interrogante de por cuánto tiempo el ser humano puede cerrar sus ojos a realidades obvias. Y no hablo del ámbito político, hablo de la vida en general.

Por Carmen Maron
Educadora

Recuerdo que, cuando era niña, me leyeron aquel cuento de los hermanos Grimm, “El Nuevo Traje del Emperador”. Para quienes no tuvieron la dicha de conocerlo, lo resumo: érase un Emperador, aficionado a los trajes, que quería un traje nuevo. Así que un sastre (probablemente salvadoreño) se ofreció a hacerlo. Durante semanas cortó, cosió, midió, etc. pues… (aire). Cuando alguien preguntaba de qué tela era el traje, él le metía la paja de que sólo unos cuantos privilegiados podían verla.


Finalmente, el “magnificó traje” estuvo terminado. El sastre recibió su paga e inteligentemente se marchó “muy, muy, lejos”. El Emperador, por su parte, hizo un desfile para que todo el pueblo admirara su nuevo traje. Como nadie quería ser el tonto que dijera que no veía el traje, lo vistieron, lo acicalaron, y el Emperador salió en literalmente traje de Adán. Todo el pueblo, que tampoco quería ser tonto, alababa la belleza y magnificencia del traje hasta que, como siempre, salió un bicho bocón que dijo la merita verdad: “¡Está desnudo!”.

Hubo silencio. El Emperador se dio cuenta de que, en efecto, lo estaba pero, como buen Emperador, siguió con el desfile.


Siempre me pareció una magnífica forma de ilustrar los efectos de la arrogancia y la presión social. Hasta hoy. Leyendo unos artículos acerca del arte, me encontré con la siguiente historia que es REAL. Y si no me la creen, la pueden buscar. El “escultor” italiano Salvatore Garau acaba de subastar una pieza invisible en el módico precio de quince mil euros. La “pieza” debe colocarse sobre un pedestal de 1.50 x 1.50 mts. Y, por si esto no fuera absurdo ya de por sí, la pieza se vendió por tres veces más de su valor original de cinco mil euros.


Quisiera que alguien me explicara lo básico de lo básico de cómo se lleva uno una pieza invisible a casa. En serio, ¿va en una caja y se saca para colocarla en el pedestal de 1.50 x 1.50? ¿O qué tal cómo se limpia una pieza invisible? Se le dice a la mucama (estamos en Europa) que se asegure de pasarle el sacudidor al aire. Y cuando inviten los afortunados dueños a una cena, ¿van a presumir de la belleza de su pieza según lo que ellos piensan que es? Porque, según Garau, la pieza, que se llama “Io Sono” (Yo Soy), “está construida de aire y espíritu por lo que no se podría decir que es meramente ‘nada’, ya que el vacío es espacio lleno de energía… energía que está condensada y transformada en partículas. Esto es, en nosotros”.


Y me dejo de llamar como me llamo si alguien, a menos que esté un poquito cruzado de finísimos tragos, dice que allí no hay nada. Hacerlo sería, prácticamente, admitir que se es un salvaje que no entiende nada de la energía en el arte.
Obviamente, los Hermanos Grimm no estaban tan perdidos con su cuento, pues visualizaron nuestra sociedad actual a la perfección. No sólo es sólo el tema en la escultura, también se han subastado pinturas sin marco (el cuadro esta allí, aunque no lo veamos), existen conciertos de silencio (porque yo defino la música, aunque no la oiga), etc. Ya sólo falta un banquete donde me imagine la comida.


Me queda la interrogante de por cuánto tiempo el ser humano puede cerrar sus ojos a realidades obvias. Y no hablo del ámbito político, hablo de la vida en general. Si bien alguien tiene TODO el derecho de gastar quince mil euros en “aire y energía” , creo que unos cuantos como yo lo llamaríamos por lo que es: “estafa”; o seamos más finos: “orgullo de tontos”; o para ser elegantes “ver solamente lo que se quiere ver”.


Cada uno de nosotros nació con, al menos, una buena dosis de criterio. En la vida real hay cosas que son y que no son. Existe el bien y el mal. Hay salud y enfermedad, al igual que verdades y mentiras. Fuera de todo contexto político, la gran pregunta es : ¿somos conscientes de nuestra realidad? ¿Somos conscientes pero no la queremos enfrentar? ¿O hemos decidido vivir en Lalaland?


No sé ustedes, pero me cuentan si en algún lugar venden limones que no puedo ver, porque están tan llenitos de energía y aire que, en un ratito, sin que nos demos cuenta, llenan el pichel de limonada…

Carmen Marón /De trajes, esculturas y limonesCarmen Marón /De trajes, esculturas y limonesEducadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.

KEYWORDS

Opinión Valores

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad