Solo con honor individual y colectivo, la Fuerza Armada podrá convivir con la democracia y permanecer con lealtad al servicio con la nación, cumpliendo sus misiones: fundamental, excepcional, de colaboración, de auxilio y de paz internacional.
Por lo anterior los Oficiales, en particular los Oficiales Generales, deben inspirar en sus subalternos el amor, el respeto y la fidelidad a la Constitución, así como a las leyes civiles y militares. Sin omitir medio alguno para preparar su espíritu para el máximo sacrificio por la Patria.
De esta manera, todo militar tendrá siempre presente que: la adhesión y fidelidad a la Constitución; la buena reputación de su honor y espíritu; el exacto cumplimiento de las obligaciones de su cargo; su actitud y conducta; el amor al servicio y constante deseo de ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga, para dar a conocer su valor; así como su capacidad y competencias; ya que todos estos elementos sustentan concepto que le tengan sus superiores.
Sin embargo, el interés del servicio militar exige que la disciplina sea firme y rigurosa, por lo que los superiores deben ejercerla de un modo paternal, protector y justo. Basado en un fiel respeto a la Constitución, las leyes y valores militares; y aquellos que no realicen así no merecen portar el uniforme.
El conocimiento y adecuada interpretación a la Constitución y las leyes es fundamental para dilucidar las órdenes legales del superior. Estas deben cumplirse por los militares sin hacer observación ni reclamación alguna, sin vacilación y sin murmurar; a contrario sensu, las que sean ilegales, se podrán deliberar.
Asimismo, los Oficiales no perderá la ocasión de manifestar a sus subalternos el honor y delicadeza con que siempre deben conducirse. Debiéndoles hablar frecuentemente de su profesión, estimulándolos a que se apliquen, en las obligaciones de su empleo, a instruirse y adelantar en conocimientos en la ciencia de la guerra y del derecho humanitario.
Según el principio de liderazgo: el superior será el mejor guía del subalterno, tanto en la ciencia y arte militar; como en la bondad, que edifica en el corazón humano, porque es el alma de la cortesía, que no debe ser ajena a la acción del mando en todas las esferas.
Los Oficiales cuyo honor y espíritu no le estimulen a respetar y ser fiel a la Constitución y las leyes, como a obrar siempre bien y con justicia valen muy poco para el servicio de las armas. Como el llegar tarde a su obligación; el excusarse con males imaginarios o supuestas de las fatigas; el satisfacerse con hacer lo mínimo de su deber, sin que su propia iniciativa adelante cosa alguna, son pruebas de gran desidia y de ineptitud para la profesión militar.
Las unidades militares que en actos del servicio no ejecutare, con sujeción a los reglamentos respectivos, lo que se ordenare, darán pruebas evidentes de poca instrucción y disciplina, denotando la negligencia de su líder. Lo que lleva al adagio militar: “Las acciones de una unidad militar son el vivo reflejo de su Comandante”.
Un buen Comandante ejercerá el liderazgo sobre la base del ejemplo, se preocupará de cómo realizan una tarea sus subordinados, velará por el bienestar de su personal y actuará en todo momento con rectitud y justicia, por lo que hará comprender a sus subalternos que entre los componentes de la Fuerza Armada debe reinar en todo tiempo y en toda circunstancia la más perfecta armonía, a fin de formar un conjunto respetable que vele por el honor nacional.
Así, el juramento de fidelidad a la Bandera es considerado como el acto más solemne y de mayor significación en la vida militar. Por este, el militar se consagra física y espiritualmente al glorioso sacrificio por la Patria, al propio tiempo que, con su enérgica resolución, alcanzará el alto honor de que se le tenga como un leal defensor de la Constitución, de la democracia, del Pueblo y de la República.
“¿Juráis por vuestro honor sostener la integridad del territorio, defender el Pabellón Nacional, como la Insignia Sagrada de la Patria, servir al Gobierno de la República y obedecer en todas las ocasiones y riesgos al superior que os estuviese mandando, aun a costa de vuestra vida?".
Militar y abogado.