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La promesa de la vida eterna

De modo que la única razón que nos lleva a concluir por qué el hombre prefiere negar la existencia de Dios es porque no quiere rendir cuentas de sus actos y prefiere decir que al morir ahí se termina todo, pensando que es así. Pero lo cierto es que esa idea no solo es errónea, sino que carece de fundamento. 

Por Jaime Ramírez Ortega
Abogado y teólogo

“Y esta es la promesa que Él nos hizo, la vida eterna. Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en Él”. (1 Juan 2:25-27).

Este pasaje bíblico nos nuestra la grandeza de la misericordia del Señor Jesucristo, con respecto al ofrecimiento de la vida eterna que le hace a la humanidad sin excepción alguna. 

Las personas pasan por alto el mensaje de salvación y de vida eterna que ofrece gratuitamente el Señor Jesucristo, dado que prefieren adherirse  a ideas basadas en la filosofía, en el humanismo, en el posmodernismo, el pragmatismo moral o el evangelio de la inclusión, que apelan a una felicidad temporal, para no contrariar a las personas con la idea de la muerte, el pecado o un final en el infierno, por esa razón incluso algunos que profesan el cristianismo, piensan que el infierno es la tumba y nada más; por otra parte, los ateos piensan que al morir ahí se acaba todo. Y parten de la idea de que al morir las personas se convierten en polvo de estrella, ya que para un ateo la muerte es el fin de la vida, no hay mucho más que eso.

Y aunque no pueden explicar la realidad espiritual en la vida de los seres humanos, basan sus ideas en que únicamente pueden explicar la materia, partiendo de las cuatro fuerzas o interacciones fundamentales conocidas hasta ahora como: gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil. 

Veamos: La gravitatoria es la fuerza de atracción que un trozo de materia ejerce sobre otro, y afecta a todos los cuerpos. 

La gravedad es una fuerza muy débil y de un solo sentido, pero de alcance infinito.

La fuerza electromagnética afecta los cuerpos eléctricamente cargados y es la fuerza involucrada en las transformaciones físicas y químicas de átomos y moléculas. Es mucho más intensa que la fuerza gravitatoria; tiene dos sentidos (positivo y negativo) y su alcance es infinito, lo cual significa que Dios no hizo nada al azar, sino que todo en su Creación tiene un orden. 

Ahora bien, si partimos de estas cuatro fuerzas significa que existe una causa generadora de ese perfecto orden y, por consiguiente,  estamos frente a la termodinámica, que todo en la Creación tiene un principio y una inteligencia superior autor de todo lo creado. 

Ahí se explica que el hombre es creado de la materia, pero también tiene una parte espiritual; sin embargo, el hecho de que el hombre niegue a Dios no es prueba suficiente de su no existencia, tal como lo asevera el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. De ahí la importancia del Salmo que se repite el 14 y 53: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno”.

De modo que la única razón que nos lleva a concluir por qué el hombre prefiere negar la existencia de Dios es porque no quiere rendir cuentas de sus actos y prefiere decir que al morir ahí se termina todo, pensando que es así. Pero lo cierto es que esa idea no solo es errónea, sino que carece de fundamento. 

Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. (Hebreos 9:27-28). 

De modo que no importa si una persona piensa que al morir ahí se termina todo o no, ya que la Biblia nos enseña que un día estarán delante de Dios, ricos, pobres, grandes y pequeños, para rendir cuenta de lo que hicimos cuando se estuvo en la Tierra, de tal suerte que no importará los bienes que se tuvieron en vida, ni el poder que se acumuló. Lo único importante será si esa persona vivió conforme al consejo del Señor Jesucristo que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-27). Ahora es el tiempo de buscar al Señor Jesucristo, mañana podría ser muy tarde.

Abogado y teólogo.

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Cristianismo Opinión Valores

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