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Estimados indiferentes

En estos tiempos, estimados indiferentes, la moderación pasa facturas muy altas. Y si ustedes no lo quieren reconocer, al menos no pretendan que otros actúen igual que ustedes.

Por Andy Failer
Comunicólogo y político

Es de conocimiento público que una gran mayoría de ustedes guarda silencio ante el Bukelismo, ustedes sabrán si el zapato les queda o no. Se sabe que algunos lo hacen por miedo y otros porque simplemente no quieren que sus intereses, los que sean, enfrenten tropiezos. Pero más allá de su silencio o de su conveniencia, lo realmente criticable es su indiferencia. La capacidad de algunos de ustedes para no informarse o voltear hacia otro lado y evitar ver lo que sucede en el país, genera en alguna medida cierto sentimiento de aversión. Para quienes más allá de sus intereses personales tienen una perspectiva más amplia de nación –en cuanto a sus polos políticos y sociales– me gustaría se auto-pregunten lo siguiente: de seguir las cosas tal cual van, ¿El Salvador podrá romper con sus vicios de dependencia financiera y salir de su bajo desarrollo económico y dejar atrás la desigualdad?

Algunas personas argumentan que hay mucho en juego y que ustedes, indiferentes pero muchos autoproclamados como demócratas, de meterse a este lío político, tienen mucho que perder, pero yo considero que se llevarían una gran sorpresa al darse cuenta de que la persona que tiene menos que muchos de nosotros, es la más vulnerable y la que las lleva de perder aún más. En este preciso momento, en el que no existen algunas garantías constitucionales, a quienes se les ha violentado sus derechos injustamente, en su mayoría son personas altamente empobrecidas. Es duro, es triste, es frustrante, pero al final del día ese es el país que habitamos todos.

Estimados, esta columna no es un reclamo; más bien, si alguno de ustedes la llega a leer, esta columna es una carta de presentación, una que tiene como principal objetivo plantearles el mismo sentimiento que se viene construyendo desde hace un rato en las esferas de lucha  y resistencia política de El Salvador: necesitamos unificarnos y hacer conciencia de lo que viene por delante. No podemos perder las ganas de insistir por hacer de la política de este país algo más decente. Hay alternativa y en la alternativa radica la esperanza. ¿La alternativa reemplazará al Bukelismo? No, esto no es de golpe, es imposible, pero sí lo puede frenar y hacer retroceder, si no se intenta, si no se robustece esa alternativa, las siguientes décadas estarán perdidas para cualquier persona y, muy probablemente, quienes en este momento no han perdido nada, después perderán bastante.

Habemos muchos demócratas a pie de lucha, porque de eso va todo esto, de personas que aunque difieran en diversos temas, guardan un punto de encuentro en el que cualquier demócrata puede converger, pero la persona indiferente, la que solo quiere ver pasar esto desde lejos, esa puede ser cualquier cosa menos demócrata. En estos tiempos la indiferencia carcome nuestra democracia. En medio de la indiferencia, también hay excusas; algunas personas creen que es necesario moderar el tono, no ser confrontativo, no ser sagaz, no criticar. Yo les pregunto: ¿cómo se le habla a un autócrata? Si tanto desdén le tienen a quienes alzan su voz con valentía, desde el espacio que sea, ¿cuál es el tono que proponen? En estos tiempos, estimados indiferentes, la moderación pasa facturas muy altas. Y si ustedes no lo quieren reconocer, al menos no pretendan que otros actúen igual que ustedes.

La historia moderna y democrática de este país es corta y muy joven. Lo que hoy estamos viviendo es un capítulo más, uno muy importante y definitivo para el futuro de este país. Algunos ponen su firma en este capítulo con convicciones claras, esas personas son verdaderas demócratas, pero los que titubean, los que se la piensan dos veces, que asco darán en unos cuantos años si se atreven a hablar desde el pedestal de la defensa de la democracia. Porque de la indiferencia a la hipocresía no hay tanta distancia. A los que dudan, a los que se han apartado de este capítulo sombrío de este país, regresen, la historia nos convoca a todos y si  no que la Patria os lo demande.

Comunicólogo y político

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