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El peso de la ignorancia

La cuestión fundamental de la sociedad moderna no es la inseguridad. Es la miseria y la ignorancia que, combinadas con el sentimiento de frustración, hacen que un individuo se involucre en comportamientos egoístas y destructivos.

Por Camila Ayala
Estudiante Ciencias Jurídicas

En nuestra sociedad moderna, tendemos a priorizar el éxito económico por encima de todo. Muchos opinan ciegamente que el dinero puede comprar cualquier cosa; se dice que compra puestos de trabajo y conexiones, algunos se atreven a decir que incluso la felicidad. Pero ni todo el dinero del mundo es suficiente para obtener conciencia social, para comprar empatía o para eliminar la ignorancia que acompaña a ciertas personas. A mi parecer, ser rico en conocimiento aporta un mayor beneficio que la riqueza económica. Pero incluso cuando el conocimiento es la mejor herramienta que tiene la sociedad, todavía hay personas ignorantes que no alcanzan a ver, entender e interesarse de muchas cosas, o más bien, muchos problemas. Se conforman con tener una ignorancia social que los vuelve egoístas: eligen no saber o aprender más sobre un tema o situación específica que esté afectando a nuestra comunidad.


“Hacerse del ojo pacho” en cuanto a los problemas sociales es posiblemente una de las mayores amenazas que podemos experimentar como sociedad. Y es que parte de esta ignorancia egoísta va de la mano con la intolerancia; en algunos casos va acompañada también por la falta de empatía en temas que afectan únicamente a un porcentaje de la población. No todas las personas empatizan con aquellos a los que el sistema reprime y uno de los argumentos más utilizados por estas personas es, “¿Y a mí en qué me afecta eso?”. No se trata únicamente de abogar por los problemas que solo nos afectan a nosotros, sino también de comprender que muchos no tienen ni la voz ni el apoyo que necesitan. Debemos recordar que no ser víctima del problema no hace que éste desaparezca.


Además, hoy en día, las personas tienden a acomodarse a su entorno, a conformarse con los problemas, a escuchar y digerir opiniones dañinas que interfieren con el desarrollo de nuestra sociedad. Muchas personas no opinan o prefieren no comentar abiertamente sobre problemas políticos que nos afectan; y entiendo que debido a las circunstancias sociopolíticas que enfrenta el país pueda resultar difícil, pero es precisamente por eso que debemos ventilar nuestras opiniones para mejorar el entorno. Siempre he creído que, mientras tengamos la oportunidad para educarnos y poder dar argumentos en beneficio de todas aquellas personas a las que el sistema sociopolítico les ha fallado, debemos hacerlo.


La cuestión fundamental de la sociedad moderna no es la inseguridad. Es la miseria y la ignorancia que, combinadas con el sentimiento de frustración, hacen que un individuo se involucre en comportamientos egoístas y destructivos. La ignorancia es uno de los peores enemigos de la humanidad, nos arrastra a un círculo vicioso de desigualdad social; uno que no presagia nada bueno para nuestro futuro. Debemos luchar por conocer, por educarnos y formarnos para volvernos mejores, para tomar las mejores decisiones, para ayudar a otros a ser mejores, debemos luchar contra la ignorancia. Porque si lo dejamos ganar, estamos permitiendo que la vanidad, el egoísmo, la envidia y el individualismo entren en nuestra realidad. Con el conocimiento, tenemos el poder en nuestras manos para transformar la realidad en algo mejor y más justo para todos nosotros.

Estudiante de Ciencias Jurídicas
Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)

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