Una de las áreas de influencia más importantes para la transformación de las naciones, sin duda, es la relacionada a la comunicación y las artes, porque ambas forman y consolidan cultura, y en la medida que estas dos funcionan bajo principios, conceptos y valores de bien, estos se establecen con mayor facilidad. De ahí que la actual batalla, la llamada "batalla cultural" sea a muerte en estas dos zonas de la vida de las naciones.
No es tan importante dónde se dicen las cosas sino lo que se dice, y los medios siguen siendo en este sentido el nido ideal para la transformación, porque en ellos se repite constantemente aquello que llega a convertirse en parte de la cultura.
La famosa ventana de Overton y su efecto comienza precisamente en los espacios de difusión donde las ideas fluyen, pero si los medios no analizan lo que fluye y no comprenden su papel, permiten hasta involuntariamente, que aquello no positivo, aquello destructivo comience a ser una opción dentro del cambio cultural, reemplazando modelos, patrones y conductas en el largo plazo, producto de la modelación y repetición de los medios de comunicación.
Si bien los medios de comunicación no tienen el poder absoluto de transformar a las personas, estas tienden a aceptar con más facilidad aquello que se vuelve presente y constante en la cultura y los demás, así han venido permeando y sustituyéndose con participación mediática importantes valores y principios, que poco a poco han destruido la familia, el matrimonio, la moral y las buenas costumbres, (entre otros) que redundan en la Nación que se quiere construir.
Los medios y los comunicadores que en ellos trabajan, en todos los niveles, tienen responsabilidad en el presente y futuro de las naciones ya que son ellos los que establecen si esos elementos culturales están o no en el lenguaje, las imágenes, la redacción, etc. por ello deben ser debidamente capacitados sobre los conceptos de nación y sobre la responsabilidad que existe en cada área de los medios, responsabilidad que no puede, ni debe, ser demolida por el interés económico con el que hay que subsistir y obtener del trabajo.
La comunicación, por eso, es un trabajo delicado, porque ya lo dice la escritura que la lengua "es un fuego, un mundo de maldad" y sabemos que puede dar o quitar vida, curar o dañar profundamente, la comunicación transforma la Nación.
En cuanto al arte, mecanismo también comunicativo, tiene una parte quizá hasta más importante que los medios, ya que su esencia existe para exaltar, destacar, alabar, crear y tocar el sentimiento humano, comunica con lo más profundo, con el corazón y del arte aprendemos a convertir en belleza aquello que parece simple, inmortaliza la realidad con sus colores, tonos, ritmos y hasta exageraciones, pero golpea a la comunidad y la transforma.
Por eso es importante saber qué música, qué poesía, qué pintura, qué arte está produciendo nuestra Nación, porque de ella sale el sentimiento con el que vivimos, el arte le pone el sentimiento a la Nación y a las personas, combinado esto con la comunicación tenemos doble trabajo por influenciar si queremos una mejor nación.
Los comunicadores y artistas no tenemos un juramento como el de los médicos, que bajo el famoso juramento hipocrático prometen comportamiento moral y ético para curar sus pacientes, pero bien podríamos comprender que al igual que los médicos, tenemos una responsabilidad de vida o muerte en la construcción de la moral y la ética de las naciones.
Los comunicadores y artistas debemos tomar parte en la construcción social, política, económica y espiritual de la nación ya que al tener capacidad de definir lo que se repite, magnifica y se acepta como válido estamos, queramos o no, formando la nación.
Para mejor ejemplo puedo decir que en mis primeros años de trabajo como locutor de radio, mientras operaba mi turno en radio Femenina, un oyente me llamó y pidió no salir al aire, pero me dijo con todo en extremo serio: ¿Vos sos Rafael Domínguez?
Sí --respondí con aire de famoso reconocido, a lo que seguidamente contestó: Entonces quiero contarte que por algo que tu dijiste hace unos días atrás yo no me quité la vida... agradezco tus palabras... Y colgó.
Nunca supe su nombre ni recordé lo que había dicho, pero quedó en mí una duda ya que si por algo que dije él tomo una decisión positiva ¿cuántos otros por algo que dije tomaron una decisión negativa? No hablé nada en los dos próximos días, pero fue mi lección práctica de construir Nación desde los medios.
Comunicador.