En la primera mitad del siglo XVIII Irlanda atravesaba ‒como en muchos otros períodos históricos‒una severa crisis económica. Había poco trabajo y la mayor parte de la población no podía pagar por comida, vestuario y alojamiento. El terrible rostro del Hambre aparecía tanto en el campo como en las ciudades. En las calles abundaban madres con cuatro, cinco o seis niños vestidos en harapos, todos pidiendo limosna para poder comer. Una situación realmente triste, de la que nadie podría decir que era exclusiva de Irlanda. Pero fue un irlandés, Jonathan Swift (sí, el mismo que escribió Los viajes de Gulliver) quien escribió un corto ensayo al que tituló Una modesta propuesta (en inglés A modest proposal). El autor indicaba que, para acabar con el hambre en Irlanda, para que la gente pobre tuviera los medios suficientes para procurarse alimento, vestido y techo y para que que las familias pobres y el Estado no sacrificaran más sus ya escasos presupuestos, proponía un eficaz solución. Recomendaba que los pobres vendieran sus hijos a los terratenientes para que se los comieran.
En el ensayo Swift no sólo hizo cálculos financieros con los que demostraba que la medida era económicamente muy eficaz sino que hasta hacía recomendaciones de como preparar buenos platos para gente de buen gusto (asados, horneados, hervidos). Sugería a niños inmediatamente después del destete, pues al sólo haber tomado leche materna, estaban gordos y no habría que incurrir en gastos de otro tipo de alimentación. Con esta medida habría hasta atractivos excedentes, tanto en dinero como en producto, y se podría incluso exportar carne de niño a otras naciones.
Una modesta propuesta provocó por supuesto un gran escándalo en la gente, especialmente entre las clases altas y los funcionarios, que eran los que podían leer. De inmediato la criticaron y la tacharon de mal gusto. La reina Ana, a quien Swift ya le caía mal por anteriores escritos, debió de ponerse verde y estar a un paso del colapso nervioso. Hay que señalar que esta reacción era precisamente lo que quería el autor, y fue tanta que hasta en nuestros tiempos se habla de esa obra, y en los países de habla inglesa se menciona a modest proposal cuando se va a sugerir algo escandaloso o que nadie espera. Se dice también que con esta obra Swift inauguró el humor negro, tan común en los británicos.
Pero el objetivo que buscaba Jonathan Swift era, mediante la sátira, hacer una crítica a los políticos de su época, que prometían solucionar problemas sin solucionar nada, que recomendaban absurdos y que proponían recomendaciones que terminaban afectando a los supuestos beneficiarios.
La solución propuesta por Swift era teóricamente eficaz pero obviamente un sinsentido desde el punto de vista moral. Ninguna madre, ninguna persona en su sano juicio aceptaría esta propuesta tan lesiva moral y emocionalmente. Por el contrario, las madres preferirían morir de hambre o ver a sus hijos morir de hambre antes de venderlos para ser servidos como comida a los poderosos. Y es que no todo lo que es posible o teóricamente exitoso es aceptable.
Deseo a mis lectores un 2025 lleno de salud y de cosas buenas. Son tiempos de propósitos para el año nuevo. Aparte de los usuales les sugiero uno más: que seamos más solidarios, que pensemos en los que no son tan afortunados, los enfermos, los que están alejados de sus familiares, los desempleados. Esa sería mi modesta propuesta.
Médico Psiquiatra.