En mi tarjeta deseando Feliz Navidad y buenos augurios para el 2025 a las personas que estimo y que hoy hago extensivo para todos los lectores, escribí: “Que el 2025 sea uno de los mejores años en todos los aspectos de tu vida y, especialmente, en tu desarrollo humano y profesional”.
Crecer y autodesarrollarse, además de un instinto innato, es un proceso de aprendizaje, que empieza en la casa de la mano de los padres y familiares que deben enseñar y dar buen ejemplo con los buenos hábitos elementales como, lavarse las manos antes de comer, lavarse los dientes, bañarse, vestirse correctamente y el respeto por las personas, especialmente los mayores.
El proceso de aprendizaje continúa en todas las fases de la educación, desde el parvulario, la formación básica, bachillerato, la formación técnica y universitaria, y después, maestrías y doctorados. Eso sería lo ideal, que solo lo obtiene una minoría de la población, pero la mayoría, si debiera haber aprendido, los buenos hábitos del entorno en la casa y la familia, el urbano cuando va a la escuela, si visita un centro comercial, la iglesia o los espacios comunes, y cuando ya se dispone de la licencia de manejar un vehículo, conducir con humanidad y respeto.
Y con el crecimiento en lo profesional me refiero a la eficacia, eficiencia y acatar las leyes con que debemos continuar desarrollándonos y creciendo.
Si es un mecánico, ser un mejor mecánico, si carpintero, un mejor carpintero, si pintor, un mejor pintor, si técnico, un mejor técnico. Si es maestro, ser el mejor maestro que puede ser y lo mismo con las profesiones superiores. Si es un médico, un abogado, un economista, o un funcionario o director de una organización pública o privada, actualizarse continuamente para ser más eficaz, más eficiente y prestar un mejor servicio a sus clientes, su empresa o al Estado.
Con la llegada de las TIC, los teléfonos inteligentes y que cada persona, incluso los niños, tienen uno a la disposición, siento que nos hemos encapsulado y un tanto deshumanizado.
¿Usted, por lo que observa en su entorno inmediato y cuando visita los centros comerciales, siente que nuestras conductas son aceptables desde lo humano y lo profesional? Por ejemplo, en un restaurante, una familia esperando que les sirvan lo que pidieron, cada uno está absorto en su teléfono. Los que atienden puestos de venta no están al servicio de los clientes. Hay que preguntarles, porque están ocupados con sus teléfonos. En el trabajo, los empleados están más atentos a sus teléfonos. Las recepcionistas en las salas de espera de los médicos o despachos de abogados, también.
¿Y si maneja, siente que se acatan las reglas básicas del reglamento de tránsito? Como ceder cortésmente el paso, no invadir los pasos de peatones, frenar para dejar entrar a en la calle principal a otros vehículos…
¿Piensa que vendría bien repensar y redefinir algunas conductas en lo humano y lo profesional el 2025? Seguramente, empezando por revisar y aplicar las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que profundizando en su definición, son la esencia de los buenos hábitos humanos.
Pues, si de verdad queremos un mejor país, definitivamente hay que hacerlo.
Así como a la familia la conforman sus miembros en tres generaciones, abuelos, hijos y nietos. A un país lo conforman las familias que lo habitan y según sus hábitos, así es su cultura en el ámbito doméstico, laboral, urbano, el desempeño de sus funciones, y si es dirigente, en la toma de decisiones humanas y profesionales, tanto en la administración pública, como en la privada.
Pues sí, señores… Ese es el reto, en el 2025, decisiones y conductas más humanas y más profesionales.
Ingeniero/
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.