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"Performatividad”

Todo comienza por aceptar lo que la misma autora llama el “paradigma de género” y que resume en cinco postulados: somos libres de crearnos a nosotros mismos; el cuerpo es un objeto sin significado intrínseco

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

Los jóvenes y adolescentes se están enfrentando hoy día a situaciones que hace tan solo unos pocos años eran verdaderamente impensables.

En esa edad en la que -por simple desarrollo biológico/psicológico en ruta hacia la madurez- despiertan a la propia intimidad y, por lo mismo, perfilan su personal identidad; quien entra en la adolescencia en el mundo actual, recibe un bombardeo de señales y sugerencias que, para decir lo menos, resultan contradictorias, y que dificulta mucho más que en tiempos pasados, forjarse una idea sana y adecuada de sí mismo.

En un ambiente hipersexualizado como en el que nos movemos, en el que se intenta fundamentar la identidad simple y llanamente en las preferencias y atracciones en el campo erótico… moviéndose en una dimensión a años luz de una mirada holística de cada persona, y reduciéndolo todo a la apariencia y la búsqueda del “estar bien” (si no ya del puro y duro placer), las nuevas generaciones tienen cuesta arriba la delimitación y el correspondiente compromiso (personal, y ya no se diga social) con la propia identidad.

Hoy día se piensa que lo sexual es solo una actuación (un “performance”), un rol que uno recibe y acepta de la sociedad; y se defiende que ser mujer o varón -y ya no se diga la infinidad de identidades que conciben quienes rechazan lo que llaman pensamiento binario con respecto a la identidad personal- es un papel que la persona representa y que no tiene más fundamento que la forma en la que cada uno se percibe… Y, consecuentemente, el nivel de perplejidad al que un adolescente puede llegar, mientras descubre “quién es” resulta enorme.

Sintetizando: del principio que defiende que ser hombre o mujer (y todos los estados llamémosles “intermedios”) son roles impuestos social y culturalmente, se deriva el corolario de que el sexo no solo no es importante, sino trivial; y, por lo mismo, variable no solo de persona en persona, sino también en el tiempo en relación a un particular ser humano.

Esto lleva a una autora a preguntarse: “¿Son sexo y género sinónimos intercambiables? ¿Reflejan una división gnóstica entre cuerpo (sexo) y alma (género)? ¿Significan la interacción entre la biología y la sociedad en la identidad humana? Dependiendo del contexto, las palabras ‘sexo’ y ‘género’ pueden evocar cualquiera y todos esos significados. ¿Por qué? Porque estamos profundamente confundidos acerca de lo que significa ser un cuerpo. Ya no sabemos quiénes somos como seres sexuados y esto se refleja en nuestro lenguaje”. Cita con la que estoy de acuerdo… pero que, yendo más allá de las consecuencias de lo expuesto, diría que los derivados de la confusión comienzan en el lenguaje, pero terminan en vidas particulares, en jóvenes confundidos y padres perplejos.

Todo comienza por aceptar lo que la misma autora llama el “paradigma de género” y que resume en cinco postulados: somos libres de crearnos a nosotros mismos; el cuerpo es un objeto sin significado intrínseco; al cuerpo se le da significado utilizando la tecnología para deshacer lo que es percibido como no propio, o como “natural”; lo que se considera real es simplemente una construcción cultural, lingüística; y, por último, lo anterior nos obliga a manejar el lenguaje para evocar la realidad tal y como la queremos, partiendo de tal y como la percibimos. 

A esta situación nos han llevado los “avances” y los desarrollos de una psicología, una ciencia y una política que se mueven más en el campo de los deseos que en el de las realidades. “Progresos” que llevan a muchos adolescentes a aferrarse a la idea de lo que, tomado del inglés, se llama ahora “performatividad”, y que consiste en que uno llega a ser lo que quiera, actuando como quiera, a partir de lo que desea ser… independientemente, y allí está el detalle, de lo que realmente es.

La vida es sueño… pero en un sentido muy diferente al definido por el clásico castellano.

Ingeniero/@carlosmayorare

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