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¡La vida es prestada!

Entender que nada es para siempre es como cuando en matemáticas nos explicaron el valor del  “ocho horizontal”, que simboliza el infinito, que viene del pasado, en un micro segundo es presente y sigue hasta el futuro, y nuestra vida consiste en subirnos en el tren del tiempo y bajarnos más adelante. 

Por Pedro Roque
Ingeniero

Esta forma de definir nuestro tiempo de vida en la Tierra, lo utilizó el sacerdote en su homilía en el funeral de uno de mis amigos de juventud, lo éramos desde 1957, a quien despedimos la semana pasada en su viaje a la eternidad. Y tal como lo expresó, lo entendí y me lo imaginé, cómo al momento maravilloso de ser concebido, recibimos del ser supremo prestada la vida, para aprendiendo, enseñando, distinguiendo entre lo bueno y lo malo, la utilicemos haciendo bien nuestro trabajo, siendo buen ejemplo para nuestras familias y nuestro entorno y al momento maravilloso de finalizar nuestro tiempo aquí, devolverla dejando un buen legado y ser bien recordado por la siguiente generación. 

Entendida así, el momento del fallecimiento de un ser querido no debiera ser triste sino feliz, porque llegó el momento, de así como venimos, marcharnos hacia el infinito en el tiempo y el más allá.

En teoría parece bien, en la realidad de los familiares, siempre hay lágrimas, suspiros, recuerdos que rondan las mentes y las preguntas, cómo serán los días sin el ser querido que ya no está. 

Se inicia el proceso de realización de los hechos, desde la pregunta, ¿por qué? hasta después de un tiempo, corto o largo, entender que la vida es un proceso, el fallecimiento es su última fase y que la vida de la familia debe continuar como siempre ha sido en todas las familias.

Y hablando del amigo que se fue, sucede lo de la canción “Cuando un amigo se va” es cierto: “Queda un gran espacio vacío”.

¿Y usted como entiende la amistad? ¡Depende, qué tipo de amistad! Si se trata del amigo en el deporte por la afición al mismo equipo, del amigo de la vecindad, del amigo en lo político, o bien por la pertenencia a un club, por trabajar en la misma organización, o porque estudiaron juntos en la escuela o la universidad, en cuyos casos, son personas conocidas que nos alegra encontrar y conversar. 

Con mi amigo que se fue, nuestra amistad era una interrelación personal, espontánea y natural, en la que nunca hubo ningún tipo de conflicto, porque aún sabiendo que discrepábamos en muchos temas, siempre la entendimos basada en los criterios de sinceridad, confianza y confidencialidad en todo. Interés continuo por el bienestar de salud de cada uno. Escucha activa y ayuda mutua cuando fue necesario sin esperar nada a cambio. Cuestionar, sugerir y aconsejar sobre los asuntos complejos que se deben resolver. Reuniones para comer y conversar sobre diferentes temas. Respeto profesional en los asuntos de la empresa de cada uno, y cuando salíamos de viaje, disponibilidad en cualquier tema para la familia del otro. 

Pero pensándolo bien, no solo la vida, sino todo de lo que disponemos es prestado, o mejor dicho, temporal. Su empleo no es suyo, es de la empresa y lo tendrá desde que lo contratan hasta que renuncie, lo despidan o llegue su tiempo y se retire. La libertad es prestada, hasta que contravenga las leyes, lo denuncien, juzguen y cumpla su pena. Su patrimonio, pequeño o grande, es prestado, cuando se va, aquí se queda, y lo más importante, la salud, también es prestada, hasta que enferma.

Entender que nada es para siempre es como cuando en matemáticas nos explicaron el valor del  “ocho horizontal”, que simboliza el infinito, que viene del pasado, en un micro segundo es presente y sigue hasta el futuro, y nuestra vida consiste en subirnos en el tren del tiempo y bajarnos más adelante. 

Siendo así la vida, mi más grande deseo para mi amigo, es que su viaje hacia la eternidad sea feliz y sin percances y conociéndolo, así será. 

¡Todo lo que tenemos es prestado!

Ingeniero / pedroroque.net/Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.

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