El 29 de mayo fue el Día Internacional del Everest y sirve para conmemorar el logro de la primera ascensión de Edmund Hillary y Tanzing Norgay, el 29 de mayo de 1953. Escalar la montaña más alta de la Tierra es un sueño para los alpinistas de todo el mundo, pues pone a prueba los límites físicos del cuerpo para sobrevivir en un entorno hostil, con bajas temperaturas, fuertes vientos muy fríos, niebla, nieve y hielo, entre grandes precipicios y transportando una mochila, esforzándose paso a paso, para no desfallecer y continuar. Pero también pone a prueba la capacidad mental de seguir siendo capaz, convencido que con la fuerza de voluntad, todo lo que el ser humano se propone y se concentra en conseguirlo, lo alcanza.
Me imagino el momento en la vida del líder y la del equipo, la gran emoción y el sentimiento de haber escalado los ocho mil metros hasta la cumbre, superando muchas dificultades… Aunque en realidad, la cumbre solo es la parte final de la ascensión, porque después se tiene que bajar por la misma ruta que es igual de peligrosa hasta volver al lugar donde inicio la escalada.
Para los que no somos alpinistas, pero tenemos que asumir responsabilidades de dirección, liderazgo y buen ejemplo, la hazaña de escalar el Everest, es un recordatorio, que sin importar las adversidades del momento y el entorno político, económico y medioambiental con el cambio climático, tenemos que afrontar cada situación, por compleja que sea y resolverla para ir sumando lecciones aprendidas a nuestra experiencia, como un hito más en el desarrollo profesional.
Para escalar el Everest, nadie lo hace solo; se tiene que preparar un excelente equipo de personas con un alto grado de integración, en el que cada alpinista asume los objetivos del proyecto en la parte que le corresponde, y a diferencia de otros tipos de hazañas, el líder va adelante; en la escalada al Everest, el líder es el último, para poder ver y apoyar a cualquiera de los miembros del equipo.
También esta semana se celebró el “Día Mundial sin Tabaco”, cuyo objetivo desde la OMS es advertir en todo el mundo y a las personas de todas las edades y géneros, los riesgos de la epidemia del tabaquismo, que similar a la del covid-19, no distingue nacionalidades, ni cualquier otra diferencia social.
La celebración del 31 de mayo es una oportunidad para destacar y priorizar los mensajes sobre el control del tabaco y fomentarlos en todas las naciones, pues el consumo de tabaco es actualmente, la principal “epidemia prevenible” a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
Y el 20 de mayo fue el Día Mundial de las Abejas y surge con el objetivo de promover el conocimiento del valor que tienen estos pequeños insectos, en la soberanía alimentaria de todas las naciones del mundo. Y de lo necesario que es protegerlas y preservarlas, teniendo en cuenta que si las abejas desaparecieran, se producirían reacciones en cadena, que involucraría a todos los sectores económicos, las sociedades y los ecosistemas. Los cultivos que dependen de la polinización por las abejas, reducirían su rendimiento, habría aumento de costes, disminución de beneficios, el mercado se resentiría y los precios se dispararían a nivel mundial… Mucho más de lo que ya subieron aquí, donde un güisquil, o tres tomates, valen un dólar, pues la canasta básica alimentaria sigue subiendo sin ningún tipo de control.
Pues eso: conquiste su propio Everest, pues cada uno tenemos algo que contra viento, marea, tormentas y nadando río arriba queremos conseguir. Si es fumador, averigüe sobre programas para alejarse del tabaco y los infartos, y si tiene un jardín, cultive plantas que atraigan a las abejas.
Ingeniero / pedroroque.net
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.