Iniciar una travesía social requiere pasión, coraje y determinación; mientras que concluirla requiere sabiduría, aceptación, agradecimiento y humildad.
La inigualable etapa iniciada en Let’s Do It El Salvador hace once años está cerrándose, llegando a su fin en mi biografía. Etapa que me ayudó a establecer con claridad uno de los propósitos de mi vida: el contribuir a mejorar la realidad social desde identificar y co-crear en conjunto alternativas de vida desde el respeto al medio ambiente y a la persona misma.
Escribo estas palabras desde el agradecimiento y la alegría hacia cada persona que me acompañó en este camino, que me dio la oportunidad de trabajar en conjunto y me dio su confianza. La búsqueda de la excelencia en la gestión de proyectos y el liderazgo es un camino que nunca acaba, y las lecciones de cada etapa son fundamentales. Hoy escribo para agradecer y compartir algunos de mis aprendizajes y experiencias de este viaje de más de una década en Let’s Do It (LDI) El Salvador.
En LDI tuve oportunidades que fueron desde recoger mano a mano con voluntarios una torre de pañales desechables usados, semi enterrados en una comunidad en Ahuachapán o coordinar acciones comunitarias en gestión de residuos con pescadores; hasta participar en la 26ª Conferencia Mundial de Cambio Climático en Escocia en 2021, escuchando los procesos de negociación internacionales en responsabilidad ambiental. Así aprendí que para generar soluciones contundentes necesitamos aprender a observar e integrar múltiples realidades sobre temas comunes, ya que, si se trabaja en perspectivas únicas, la sostenibilidad seguirá siendo una utopía.
En esa década adquirí mayor consciencia sobre procesos de aprendizaje, incluido el mío, como una experiencia integral, en la que aprender no es una exposición de datos e información, sino que necesita poner en práctica los conocimientos, cuestionar procesos, pero sobre todo vivir y co-crear experiencias que se disfruten.
Aprendí también que la fuerza de las ideas habita en el colectivo, porque incluso entre personas que nunca se han visto, es posible crear comunidad para un accionar común; pero con una fuerza catalizadora que las organice. Las oportunidades múltiples de un proceso asociativo son capaces de generar un abanico de ideas que den luz para identificar cómo vivir mejor desde una apuesta social, que incremente facilidades, beneficios y que mejore el acceso a derechos básicos, que al final, como un efecto dominó, puede impulsar la transformación social sostenible de un país. Enfatizo aquí la necesidad del diálogo con escucha activa y el reto de confiar en el otro (más que reto es un regalo), ya que sin diálogo y confianza no es posible llegar lejos.
Agradezco la oportunidad de dialogar con colegas, voluntarios, otras organizaciones y un consorcio regional universitario, con quienes aprendí sobre tipos de materiales, su procesamiento y costo.
De esta experiencia aprendí que la información técnica no es suficiente para transformar la realidad y, que es necesario incorporar la responsabilidad social empresarial, la economía circular y la gestión de proyectos de desarrollo, áreas en las que me formé y en las que busqué trabajar con diversas instituciones sociales, de tal manera que las propuestas desde LDI fuesen lo más integrales posibles en la búsqueda de la sostenibilidad.
Agradezco de igual forma a cada empresa, embajada, universidad y medio de comunicación que abrió la puerta y escuchó la propuesta en el momento en que me acerqué a invitarles a colaborar en conjunto. Las oportunidades de crear alternativas desde los objetivos en común, sin duda, ha sido significativa para contribuir a desarrollar la consciencia ambiental de quienes participaron, sabiendo que cada persona está descubriendo y creando su propio despertar de responsabilidad ambiental, a partir de las experiencias en las que esa persona decide ser parte y llevar a su cotidianidad.
Concluyo esta etapa con serenidad, satisfacción y esperanza de continuar compartiendo mi aprendizaje y energía para promover la salud, el bienestar y la sostenibilidad de nuestra región desde los proyectos sociales, la economía circular y la educación. LDI es una escuela taller de la vida por lo que mi puerta siempre estará abierta para quienes continúen en este enriquecedor camino. Estoy segura de que nos encontraremos entre el azul y el verde de esta hermosa casa de todos.
Hiper vínculos para versión digital:
Participación en COP26: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Alejandra-Rivera-la-joven-salvadorena-que-con-su-esfuerzo-llego-a-Escocia-para-participar-en-la-COP26-20211105-0041.html
Parte del trabajo de LDI: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/recogida-de-basura-limpieza-playa/878621/2021/
Directora Regional de Let’s do it World.