Por En la vida solemos recorrer senderos no siempre llanos, sino algunos con rocas secas y pesadas, con pavimentos duros y agrietados, con ciertas voluptuosidades o incluso húmedos; donde existe el riesgo de un deslizamiento o posible hundimiento de quienes lo transitan y de los factores que lo acompañan. Por consiguiente, en ocasiones es necesario reconocer cuando los sistemas se caen, ya sea en un ámbito político, social, económico o para sorpresa de muchos, de un fanatismo religioso.
Si observamos con lupa, las tres primeras áreas anteriormente indicadas dan como resultado a: inflación descontrolada de precios, malnutrición en Suramérica, países africanos y medio orientales; niños en Pakistán obligados a subsistir sin agua potable, dos tercios de la población en Yemen dependen actualmente de ayuda alimentaria, el segundo lago más grande de Bolivia ¨Poopó¨, se ha secado y antes había unos cuantos charcos de agua y sus comunidades han emigrado; a nivel mundial tenemos partidos políticos fraccionados, Somalia en un gran estado de desnutrición; en Líbano, una de cada tres personas depende también de ayuda financiera y sin más ni menos, nuevamente el pico de la enfermedad del cólera y deshidratación en Haití; solo por mencionar un par, en un millón de problemas.
Charles Michel, Presidente de la Unión Europea, reafirma que debe haber una inteligencia colectiva, para poder enfrentar los caos y las crisis(que por cierto es una situación interconectada la que estamos viviendo). Es por ello, que aveces debemos revisar adecuadamente quiénes nos rodean; porque si somos un equipo, debemos ser una agrupación sinérgica, en donde seamos parte de la solución, no parte o generadores de problemas.
Si un sistema, plan, proyecto está fracturado, pues la crisis no se solventa con medidas que a unos nos convienen y a otros no, sino con la priorización de necesidades profundas y no superficiales, que nos lleven siempre a la reconstrucción de un ambiente pacífico.
No debe haber malas representaciones de ley, para llegar a una estabilidad estratégica global y así restablecer la dignidad de un país. Sí necesitamos, restructurar ideas, reorganizar objetivos, contar con otro círculo de apoyo que tenga la misma visión, cambiar el “querer hacer”, por el “tener que hacer”, pues entonces hay que hacerlo; debido a que en ocasiones el “querer hacer” se inclina a decisiones superfluas y acciones que no son urgentes, respecto a otras situaciones que requieren atención, priorización y por supuesto, inversión.
Si bien es cierto, que hay que salvarse y hacer lo más conveniente; pero también hay que salvar al pueblo y estar atentos a él. Por eso, Otto Von Bismarck, político alemán, decía que la política no es ninguna ciencia, es un arte, un arte que requiere coraje de hacer lo correcto, lo bueno y duradero.
Licenciada en comunicaciones.