El gobierno de Bukele decidió hace un año apropiarse de las instalaciones de la Universidad de El Salvador para convertirlas en Villa Olímpica en los Juegos Centroamericanos, como hotel para periodistas para el Miss Universo y otras actividades que el INDES ha usado como propia, sin importarle el daño que el cierre de la única universidad pública del país, supone para sus miles de estudiantes que desde la pandemia en 2020, no han tenido clases presenciales, sin acceso a laboratorios, biblioteca, centros de cómputo entre otros.
Las autoridades del MOP prometieron la entrega en cuatro ocasiones, en mayo y junio, sin cumplirlo, y esta semana se hizo la entrega formal de las llaves a las autoridades universitarias, con discursos totalmente contradictorios entre el GOES y las autoridades de la UES. El titular del MOP aseguró haber mejorado las canchas de fútbol, fútbol playa y basquetbol como herencia para los estudiantes, y construido 12 nuevos edificios e intervenido otros 13 ya existentes. El exrector Roger Arias alabó al gobierno afirmando “que esto era un potrero y jamás nos imaginamos que se iba a convertir en instalaciones dignas para los estudiantes”.
En un recorrido por los edificios se pudo comprobar el abandono en el que se encontraban diferentes áreas, totalmente contrario a lo expresado por el MOP. Los edificios de Ciencias y Humanidades cuyas aulas fueron usadas como bodega de equipo en desuso, y los daños en los techos, arruinaron materiales de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas, cuyos libros están apilados en cajas de cartón, algunas rotuladas como “libros con hongos”. La Biblioteca Central, que aglutina tesis, cartografía, hemeroteca y colecciones especiales, está cerrada y los libros en cajas y sin poder ofrecer servicios de préstamos ni consultas. Conclusión: el gobierno de NI desprecia los libros.
El edificio de Ingeniería Eléctrica fue usado como bodega, desmontando laboratorios que se habían tardado décadas en construir, desinstalando hasta los interruptores de las lámparas. Cubículos de docentes y laboratorios como el de paneles solares, control automático y automatismo están vacíos y sus destrozos significan un retroceso de 20 años. La falta de presupuesto no ha permitido a la UES la colocación de butacas en el Auditorio 3 ni reparar el edificio donde funciona la Escuela de Trabajo Social.
Según una de las estudiantes militante de la Fuerza Estudiantil Salvadoreña hubo un objetivo específico por parte del gobierno para no liberar las instalaciones: “La virtualidad obligada por cuatro años está apegada a una estrategia de no querer permitir que los jóvenes no se reúnan para debatir, analizar y defender a la universidad”. Otro elemento determinante según los estudiantes son las deudas que tiene la UES en materia de servicios básicos, lo que obliga a la virtualidad. Si no hay agua para beber o utilizar los baños, ni energía eléctrica no se pueden ocupar herramientas tecnológicas.
La deuda del GOES de más de $50 millones de los presupuestos a los que tiene derecho por ley, ha obligado a la institución a suspender programas de becas para estudiantes de escasos recursos, a suprimir personal docente y de apoyo a los catedráticos, a no proseguir con los proyectos de investigación en los que la universidad pública ha sido pionera desde hace bastantes años. Todo esto confirma que Bukele pretende convertir al país en el más atrasado de la región, quitando a los jóvenes la oportunidad de superarse, salir de la pobreza y aspirar a una mejor calidad de vida optando por una educación universitaria. En los planes cyan, lo ideal es una sociedad ignorante que se conforme con bolsas de alimentos, bonos en efectivo, dos pupusas y café, y propaganda de que se está trabajando por el pueblo aunque se les esté recetando la más amarga de las medicinas.
Maestra.