Entre el 6 y el 9 de junio próximo, los 450 millones de ciudadanos que viven en cada uno de los 27 países miembros, van a elegir a los diputados al Parlamento Europeo. Serán 720 los legisladores de la sede parlamentaria al final de este décimo proceso que empezó en 1979. Son particularmente importantes en una realidad con dos frentes: en el interior de la Unión Europea, los movimientos con un discurso nacional —unos dirán nacionalista— ganan fuerza.
El esquema europeo tiene que responder a este desafío mientras temas sobre la inmigración, la identidad, la inseguridad ganan visibilidad. Sobre el frente exterior, obviamente, el tema de la Guerra en Ucrania y, con él, la actualidad de la defensa europea de Europa, el enlace con la OTAN, ocupan el centro de una actualidad puesta bajo tensiones. Tantas razones que explican la importancia de la cita electoral que se llevará a cabo dentro de pocos días.
Desde que se inició la construcción de la Europa moderna, después de la Segunda Guerra Mundial, se instaló y reforzó un sistema y un mecanismo cuya vocación consistían en crear un espacio de prosperidad y de paz. Con el Tratado de Roma en 1957, seis países miembros (Francia, Italia, Alemania (entonces Occidental) y Benelux (Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos) abrieron un ciclo histórico; 67 años después son 27 los países miembros (después del retiro del Reino Unido a raíz del “Brexit” en 2020) en la Unión, logrando transformarse en uno de los más fuertes espacios comerciales.
Siempre hubo un debate interno sobre la relación entre los Estados, constituyendo en una lógica de cooperación y la voluntad de establecer un espacio supranacional de tipo federal. Desde años, mientras se tuvo que enfrentar la crisis financiera de 2008-2009, el Brexit (2017-2020), la crisis del covid-19 (2020-2022), las divergencias seguían. La mayoría en el Parlamento era hasta el próximo voto, a manos de una mayoría de centroderecha y conservadores miembros del Partido Popular Europeo (PPE).
Los proyecciones y sondeos hacen aparecer una continuación, pero con un reforzamiento de partidos más nacionales. Revelan además la diversidad europea. Existe en el voto: si Francia y una mayoría de países votan el 9 de junio próximo, los Países Bajos están convocados el 6. En Estonia se puede votar por vía electrónica a partir del 3. Italia, Letonia, Malta, Eslovenia, la República Checa votarán el 8. Aparece también en las orientaciones electorales. En los países fronterizos de Rusia, ese decir, países bálticos o de Europa Central y Oriental, como Polonia, Rumania o Bulgaria los votos son mas favorables a europeístas actualmente. La proximidad con Rusia y la fuerza de la Guerra en Ucrania explica por gran parte esta situación. En Occidente la situación es diferente.
Las temáticas relacionadas con la inmigración, sobre todo relacionada con África y Medio Oriente, el sentimiento de pérdida de una identidad nacional, de una debilidad estatal, varios atentados terroristas durante un decenio que revelaron la amenaza islamista, están en el centro de los debates. En Francia, por primera vez desde las elecciones europeas en 1979, el Partido Nacional lidera las encuestas de opiniones. Puede contar con mas de 30% de intenciones de votos cuando la agrupación de partidos de la mayoría presidencial alcanzaría apenas, entre 15 y 16%. El partido socialista sigue entre 13 y 15%. En Italia, en los Países Bajos, en Hungría, el esquema nacional, conservador sobre pilares de sociedad y liberal en materia económica, se refuerzan. Obviamente, es en estos tiempos de tensiones, que fuesen por Ucrania tanto como por la guerra entre Israel y el Hamás en la franja de Gaza, las diferencias de visiones sobre el futuro de Europa están aun mas grandes.
Y con ellas, es la lógica de la “subsidiaridad” que esta puesta en tela de juicio: cada país participa al mecanismo europeo teniendo una representación proporcional a su población, como es el caso para las próximas elecciones europeas. El peso económico en relación con el PIB nacional entra también en cuenta para unas instituciones como el banco central. Es el caso para la política agrícola común. Pero es una garantía de solidaridad que corresponde a la realidad nacional de cada uno. Se vio recientemente, para el plan de apoyo económico a raíz de la crisis de la covid-19. Obviamente, quien dice reforzamiento de las instituciones europeas supone su correlación nacional: se disminuye el carácter nacional.
Se elige al sufragio universal directo, a una vuelta, a los diputados, La presidencia de la Comisión Europea, el poder ejecutivo, sale de la mayoría parlamentaria. Los Estados están representados por el Consejo Europeo. El tema de la representación democrática está planteado con regularidad en la Unión Europea tanto como el fundamento de su proyecto. Durante decenios se trataba de traer prosperidad y consumo en una región que logró ser el primer espacio comercial del mundo. La búsqueda de un bienestar mientras la defensa estaba garantizada por los Estados Unidos convenía a la gran mayoría.
Pero, hoy en día, aspectos nuevos están abriendo un nuevo debate: la presencia china y la competencia-coexistencia que supone, nutre un debate sobre los intereses económicos europeos que aparecen ligados a su forma de autonomía-alianza con los Estados Unidos. En 2024, las elecciones en el Parlamento Europeo contienen un carácter histórico, que puede condicionar el porvenir de la Unión Europea enfrentando desafíos que le obligan a reafirmar una visión en un contexto internacional extremadamente tenso.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales.