Por El domingo pasado decidimos hacer un paseo con nuestras dos mascotas, y como hacía bastante tiempo —unos cinco años— que no había ido y tenía un buen recuerdo, de una tarde inolvidable, fuimos al Parque de los Pericos.
Viendo la información en la página: https://www.elsalvadormipais.com/parque-bicentenario, se aprende que “El Parque Bicentenario es un sitio que se encuentra en el ‘Área Natural Protegida El Espino-Bosque de los Pericos’ que abarca los municipios de Antiguo Cuscatlán y San Salvador…”.
Bien, asumo que la responsabilidad de que cumpla su cometido como “área protegida” es de los municipios de Antiguo Cuscatlán y San Salvador.
El parque del Bicentenario tiene una extensión de aproximadamente 91 hectáreas (128.6 manzanas), lo cual lo convierte en un pulmón ecológico muy importante para la capital salvadoreña.
En este territorio se encuentran zonas públicas, zonas de uso exclusivo, zonas en recuperación, circuito ciclístico, senderos peatonales, entre otros. ¡Sí, eso es cierto! Pero dudo de que las alcaldías se estén tomando en serio lo de “zona protegida”, porque actualmente más bien parece “desprotegida”.
Caminé unos tres kilómetros entre las 11:30 y las 13:30 y cada cosa que vi demuestra un pobrísimo mantenimiento, desorden y mucho descuido.
Tal como está, el parque no es un lugar para llevar a una visita y compruebe las imágenes que aparece en Internet.
Como siempre, y en mi línea de pensamiento preventivo, lo que sigue lo escribo con la mejor intención. Son algunos de los aspectos a mejorar, porque son los que más llaman la atención y entristecen y desencantan por el descuido.
Lo primero, permiten que se parqueen carros en el carril de seguridad en la avenida Jerusalén, casi enfrente de la entrada y para entrar, además de que dificultan la visión, obligan aun giro casi a noventa grados.
Está bien que cobren por el aparcamiento, pues por ser una zona municipal, la entrada es gratuita, pero el parqueo requiere de una mejor señalización y ordenamiento. Vi que adentro cualquiera se puede estacionar en cualquier lugar.
Todos los carteles están rotos y deteriorados al grado de ilegibles. Parece que desde que los pusieron no los han cambiado. Las ciclovías requieren señalamiento de los bordes con pintura amarilla que indique precaución.
Los espacios que deben tener grama están prácticamente secos, esperando el agua de mayo. Los servicios sanitarios sin ningún cuidado, sin jabón ni papel higiénico. En los que vi desde afuera hay barriles con agua y un guacal para lavarlos. Nada que ver con los del Cerro Verde, que es un buen ejemplo de limpieza y de cuidado.
Lo más grave… El riesgo de incendio es altísimo, pues hay toneladas de hojas secas por todos lados y no vi a nadie, ni ordenando ni barriendo. Con un solo fósforo o una colilla de cigarro se puede producir un incendio. Les recuerdo a los responsables que ningún gran incendio, empieza grande, todos empiezan pequeños y siempre hay alguien que queriendo o sin querer puede iniciarlo.
Recuerdo que en Valencia, en los años setenta y ochenta, muchos bosque “se” incendiarion y unos años más tarde se construyeron urbanizaciones…
Creo que las personas que viven en colonias con casas o en apartamentos pequeños y requieren un espacio para los días de descanso, se merecen un mejor trato, sobre todo sabiendo que el parque pertenece a los dos municipios -supuestamente- con más ingresos. No hay que ir muy lejos. En internet hay videos de los parques de Guatemala, Costa Rica o el Central Park de Nueva York.
Vendría bien una visita de las altas autoridades al Bicentenario para que se inicie un plan serio de renovación y cuidado, como en el centro de San Salvador y durante todo el año, sobre todo, por el riesgo de un gran incendio.
Ingeniero/pedroroque.net