De lo poco que sabemos actualmente sobre planes y programación gubernamental para nuestro propio país, podríamos asumir, por lo que se aparenta, que existe una apuesta por el lado del turismo. Realmente, El Salvador podría ofrecer mucho, siempre y cuando mejoremos una serie de realidades que pueden ocultarse en los maravillosos videos fabricados como propaganda, pero estallan en la realidad.
Porque es admirable la creatividad de los técnicos gubernamentales para la producción artística. Crean obras teatrales siempre que un funcionario (el jefe que sea: militar, policial, diputado, ministro, etc.) se presenta en público, llevando al lugar podio, escenario, camarógrafos, acompañantes, aplaudidores de oficio, teleprónter y cuanto moderno aparato se necesite para que dicha figura se luzca y revista de credibilidad las grandes mentiras que, generalmente, está diciendo. Ah, y por supuesto, el cargamento de personal de seguridad que les acompaña y que se cuidan muy bien de ocultar, aunque siempre hay algún testigo que se preocupa en grabar con su teléfono toda la pantomima y la publica en las redes sociales. De no ser por esos particulares acuciosos, las realidades nunca saldrían a la luz.
Y ya no digamos el derroche de creatividad cuando se trata de hacer videos de obras que actualmente existen en la imaginación de sus creadores, de las cuales ni siquiera se ha puesto la muy famosa primera piedra, que usualmente allí queda solitaria, sin poner las siguientes. Así vimos cómo serán cuando estén terminadas las obras que actualmente construyen los chinos, pero que los noticieros independientes nunca muestran cómo avanzan porque les prohíben la entrada. Incluso obras que se inventa de un momento a otro el Confeso Dictador, como el HES, el vacunatorio gigante, las casetas para vacunación que murieron sin estrenarse, los elegantes kioskos que albergan al moribundo chivo, el hospital para mascotas y quién sabe cuántas obras más que ahorita se estará imaginando, tampoco han sido propuestas que los ciudadanos hayamos podido conocer anticipadamente por los medios, ni mucho menos analizar su utilidad ni el costo/beneficio que pudieran significar. Los videos producidos, hacen creer a muchos que todo eso es maravilloso.
Pero la realidad salta a pesar de que el gobierno hace lo imposible por ocultarla o, en último caso, por echar la culpa a cualquier otro. Sin embargo, la apuesta por el turismo está actualmente hundiéndose por la situación desastrosa en que se muestran nuestras ciudades. Podría decirse que las últimas lluvias tienen la culpa, pero para eso existe el gobierno más caro y más endeudado que hemos tenido en toda la historia de nuestro país: para que corrija y mejore lo que esté mal.
Ya en muchísimos artículos y en infinitas noticias se ha señalado en qué debería estarse invirtiendo esos miles de millones que pronto tendremos que pagar todos los salvadoreños; no voy a repetirlo. Pero sí sugiero que en lugar de seguir gastando en hacer publicidad para levantar la imagen del Confeso Dictador, se utilice esa gran creatividad en educar a la población para que seamos limpios, previsores, respetuosos de las leyes de tránsito y amables. Eso nos irá preparando para afrontar vicisitudes, así como para recibir a los turistas como se merecen.
Entonces podremos sacar provecho cuando visiten la que, soberbiamente, sería la Bitcoin City, pero que la realidad la está convirtiendo en Ghost City: una ciudad fantasma.
Empresaria.