"Yo quiero ser coyote o guía familiar”, expresaba un joven estudiante de una comunidad rural de Honduras, asumiendo que esta persona es la que ha solucionado en gran parte los problemas económicos y la calidad de vida de muchas de las familias en extrema pobreza en su lugar de origen.
No se puede negar la participación activa que han jugado estas personas llevando a ciudadanos de comunidades pobres hacia otros países como Estados Unidos y de una manera muy acelerada se observan las transformaciones principalmente económicas de estas familias que jamás habían tenido un ingreso permanente en su hogar.
Este escenario es el que nos toca vencer, este escenario es el que nos toca transformar y la responsabilidad principal recae en las políticas públicas, la responsabilidad principal recae en la capacidad de nuestros líderes políticos municipales o alcaldes para tener la capacidad de diseñar el desarrollo local fundamentado en la generación de empleo, la generación de ingresos y propiciar un ambiente de oportunidades para que su población y los jóvenes principalmente observen en su municipio la posibilidad de mejorar su vida y la de su familia sin salir del municipio. A esto llamamos capacidad municipal de desarrollar arraigo en su población.
Debemos establecer una alianza efectiva entre el liderazgo municipal de jóvenes, el liderazgo político que en sus manos tienen el desarrollo comunitario y las políticas públicas nacionales para tener un abordaje efectivo del tema migración.
Lamentablemente el desarrollo local no se ha fundamentado en mejorar la calidad de vida de su población, no ha existido la tarea concreta de atraer inversiones municipales para romper la base histórica económica casi de monocultivos que jamás brindaron desarrollo. Este acomodo de los tradicionales líderes políticos municipales es tan responsable de la migración como los traficantes que se aprovechan de estas debilidades estructurales y ofrecen estabilidad tan deseada por la población.
La responsabilidad de la migración no solo es de la persona y la familia. Es necesario también asumir como país la responsabilidad por la incapacidad de diseñar políticas públicas coherentes a nuestra realidad.
Director del Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI)