Durante 2021, según el Banco Central de Reserva, El Salvador recibió $7,517 millones de dólares en envíos de remesas. Esto equivale al 26.4 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país, siendo así El Salvador el séptimo país del mundo donde las remesas juegan un papel fundamental en su economía. Además de esto, un segmento muy importante de salvadoreños radicados en Estados Unidos y beneficiados por el Estatus de Protección Temporal (TPS) contribuyen a la economía norteamericana por medio del pago de impuestos y contribuciones especiales. El 95 % de los salvadoreños acogidos por el TPS tiene un empleo formal y el 54 % paga una hipoteca. Dicho esto, para el Gobierno de El Salvador es crucial lograr que los tepesianos obtengan una extensión del TPS y posteriormente una residencia permanente. Esto último es más importante que cualquier ley de voto en el exterior. ¿De qué sirve una ley para que voten desde el exterior si no se les garantiza su vida en Norteamérica?
Desde que la nueva Asamblea Legislativa, mayoritariamente cyan, empezó a socavar la democracia para beneficiar los intereses personales y políticos del Presidente, las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y El Salvador empezaron a ponerse tensas.
La ex Embajadora y ex Encargada de Negocios de los Estados Unidos, Jean Manes, hizo señalamientos concretos del deterioro democrático que empezaba a demostrar El Salvador hace ya más de un año, incluso, para garantizar una cordial y sostenible relación diplomática entre ambas naciones, se exigía en aquel entonces que se restableciera el orden constitucional del país, el cual fue vulnerado después de la destitución ilegal de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia el primero de mayo de 2021.
La respuesta del Presidente de El Salvador siempre fue la misma, brusca y poco diplomática: “El Salvador no es el patio trasero de nadie”.
Después de esta situación se han generado otra serie de episodios que fragmentaron cada vez más la gestión diplomática por parte de El Salvador con los Estados Unidos; el más reciente tuvo lugar el 15 de septiembre de este año en Casa Presidencial, durante la cadena nacional en la que el Presidente anunció que buscaría reelegirse a pesar de que la Constitución de la República lo prohíbe. En medio de ese anuncio, la comunidad diplomática acreditada en El Salvador estaba presente porque había sido invitada al acto conmemorativo de los 201 años de Independencia, pero no sabían de la situación incómoda que provocaría tal anuncio ilegal. Una de las líneas argumentativas que usó el Presidente ese día fue: “Al fin vivimos una verdadera independencia […] porque trazamos nuestro propio destino y no obedecimos los dictados internacionales”. Nunca titubeó para impulsar su narrativa poco diplomática, con tal de alcanzar sus propios intereses populistas y políticos.
Recientemente, en octubre de este año, la Asamblea Legislativa aprobó una Ley de Voto en Exterior, que se realizará de forma electrónica, tras ese hecho el oficialismo empezó a enaltecer un discurso con el que aseguraban que estaban cumpliendo con una deuda histórica –como todo lo que hacen, según ellos– pero hay varias contradicciones detrás de esto. Por una parte, el Presidente había dicho meses atrás que una Ley de Voto en el Exterior debe contemplar la posibilidad de votar por concejos. Esta ley no lo hace, y además, los salvadoreños con DUI domiciliado en el exterior podrán votar solo por los candidatos a diputados de San Salvador. En síntesis, y tras leer análisis de varios expertos electorales, podemos concluir tres cosas:
- Dicha ley sólo pretende acaparar un caudal de votos que le permita a Nuevas Ideas mantener su cantidad de escaños en la Asamblea Legislativa, es decir, están utilizando a los salvadoreños que viven en el exterior.
- No les interesa el bienestar de los salvadoreños que viven en el exterior, solo inflar el padrón electoral.
- El voto en el exterior no lo es todo, la puerta a un posible fraude electrónico ha quedado abierta.
Las decisiones y acciones de este gobierno hablan por sí solas. No existe un interés genuino por el desarrollo y bienestar de los salvadoreños, tanto los que viven acá como los que viven fuera; la búsqueda inagotable de poder es lo único que les interesa. Poco a poco sus mentiras van quedando al descubierto, así como sus falsas promesas e irresponsabilidades han dejado en una situación muy difícil a los tepesianos. ¿Cuánto más comprometerán el futuro del país con tantos engaños?
Comunicólogo y político