Los estragos que dejó la tormenta tropical #Bonnie pusieron al desnudo que tanto la capital como las principales ciudades de El Salvador, así como sus caseríos y cantones, continúan siendo vulnerables a eventos naturales totalmente previsibles, como lo son las tormentas tropicales.
Son varias las lecciones que nos dejó la tormenta tropical en su paso por nuestras tierras, tantas lecciones que sería presuntuoso abarcarlas todas en una columna de opinión como esta, pero de igual forma trataré de citar las principales.
La primera y más evidente es el enorme tamaño de la cuchara con que nos alimentan mediante publicidad engañosa nuestras autoridades. Con ella mantienen enajenada y alienada a la población haciéndola pensar que después de 200 años de Independencia, al fin vivimos en un “paraíso”. Pero a juzgar los estragos que causó la tormenta en la red de hospitales nacionales, resulta obvio que nuestro Ejecutivo prioriza los gastos en lo que no debe, o dicho en otra forma, en lo que únicamente le brinda réditos políticos inmediatos y apuntala su popularidad.
¿O de qué otra forma se le puede llamar a preferir gastar millones de dólares en el pago de honorarios de lobistas para mejorar su imagen en Washington? ¿O gastar en mantener un ejército de troles para controlar las tendencias en redes sociales en vez de darle mantenimiento preventivo a las tuberías que previenen la creación de cárcavas en nuestras calles?
Estamos claros de que el gobierno gasta y gasta a manos llenas, es decir, no es un tema de que no tenga fondos, ya que todos los créditos que el Ejecutivo ha solicitado le han sido aprobados sin discusión alguna, mientras la recaudación fiscal alcanza cifras récord. Si el problema no es la falta de recursos económicos, entonces ¿dónde está el dinero?
Empecemos con el enorme gasto en el desarrollo de la aplicación chivo y todo lo que fue su consecuencia, es decir, la construcción y equipamiento de las casetas a dónde se han ubicado las máquinas dispensadoras para el intercambio de dólares por Bitcoins y viceversa. Ello sin contar con los más de cien millones de dólares que el presidente ha gastado en compra de Bitcoins sin contar con ningún tipo de control por parte de los entes supervisan el uso de fondos públicos ¿No se le hubiera podido dar un mejor uso a esas sumas millonarias invirtiéndolas en algo tan necesario, como lo es brindar mantenimiento o hacer un cambio de techos en los hospitales públicos?
El gobierno gastó millones en la construcción de “casetas de vacunación” ahora ya totalmente olvidadas por la opinión pública. Esas mismas casetas que nadie nunca usó y que después -supuestamente- se iban a convertir en “bibliotecas municipales” … De nuevo, con esos millones de dólares prácticamente botados, ¿no se le hubiera podido dar mantenimiento preventivo al sistema de drenaje del Gran San Salvador? Así se hubiese podido evitar esas terribles inundaciones que prácticamente convirtieron las calles en ríos y lagos que causaron serios daños materiales y reclamaron vidas humanas.
Las declaraciones de las autoridades no tardaron en llegar, pero no sé por qué se molestan en darlas. Ya la población sabe que cualquier cosa que pase es invariablemente culpa “de los mismos de siempre”, de los “30 años”, etc. Actitud la cual considero cobarde, infantil e irresponsable. Ellos -me refiero a nuestros actuales gobernantes-, conocían perfectamente la situación del país cuando postularon sus candidaturas -la mayoría de ellos provienen de las filas de ARENA o FMLN, o de ambos-, entonces ¿cuál fue la sorpresa ante estos eventos naturales si todos los años pasa la mismo, y peor aún, si en el pasado formaron parte o fueron titulares de los gobiernos municipales? Las actuales autoridades conocían de primera mano las falencias de nuestros sistemas de desagüe ¿con qué cara entonces le echan la culpa “al pasado”, cuando ellos fueron parte de nuestro reciente pasado político?
Bonnie nos dejó en claro que pasar lloriqueando por los “30 años” no resuelve nada, la gente, especialmente la más humilde, necesita que nuestros gobernantes atiendan sus más sentidas necesidades (que son las mismas desde Pedro de Alvarado): salud, educación, seguridad, libertad, democracia y progreso.
Este pasado fin de semana la realidad nos demostró que una tragedia no se evita con publicidad, renders y memes, sino haciendo algo terriblemente simple: gobernando bien.
Abogado, Master en leyes/
@MaxMojica