“¡Toda mi vida la dediqué a otros, llegó el momento de pensar en mi bienestar!”, me dijo alguien unos días después de su jubilación.
“¡Tienes razón!”, le respondí, “solo hay que pensar muy bien cómo conseguirlo”.
Una alternativa es “desjubilarse”. El prefijo “des” significa negación, por ejemplo, desconfianza, que quiere decir, no tener confianza. En “desjubilarse” lo quiero utilizar en sentido figurado asumiendo la jubilación como la siguiente fase de la vida que debiera ser las más feliz.
Pero en la realidad la jubilación es un conjunto de incógnitas para casi todas las personas, porque conjunta factores de diferente índole e importancia, diferentes para cada uno.
La primera incógnita, “el tiempo”, entre diez y doce horas diarias y las actividades que uno organiza focalizando la empresa, desde levantarse, preparase, salir de casa, tomar el medio de transporte, sobrevivir las trabazones, hasta llegar a la empresa, realizar el trabajo, hasta la salida y el regreso a casa, que puede durar una o dos horas.
La segunda incógnita: ¿qué haré, en qué utilizaré el tiempo?
La tercera, el mantenimiento de la calidad de vida con la nueva relación de ingresos, pues las pensiones no son suficiente con el creciente costo de la vida. Una siguiente incógnita puede ser las interrelaciones con los familiares, acostumbrados a que uno sale durante gran parte del día y de pronto está todo el día en casa.
Pero al margen de esas incógnitas, el último día laboral siempre llega y, como la vida sigue, hay que adaptarse lo mejor posible al nuevo planteamiento, como al inicio la escuela secundaria o su primer día de trabajo en un nuevo empleo. Es un nuevo reto y como tal hay que afrontarlo.
Conozco personas admirables, que después de vivir situaciones complicadas, se jubilaron y continúan buscando soluciones para disfrutar su jubilación como la mejor fase de su vida, aplicando a su manera el “IKIGAI”, el planteamiento japonés de buscar y encontrar lo que realmente le da sentido a la vida de cada uno y disfrutar lo más posible de lo que ya se sabe y continuar aprendiendo, con amor, pasión, dedicación, espíritu de servicio y que además le genere ingresos para disfrutarlos en lo que le gusta, sin darle cuentas a nadie.
Para afrontar este reto, “encontrarle sentido a lo que se quiere hacer”, se debiera responder sinceramente las siguientes cuatro preguntas: ¿La actividad que se piensa realizar le gusta, la hará a gusto y se sentirá bien realizándola?
2. ¿Será bueno haciéndola y las personas del entorno lo admirarán?
3. ¿La sociedad necesita lo que hará y le gusta hacer?
4. ¿Puede cobrar por hacerlo o si es un producto artesanal útil u ornamental, lo podrá vender? La respuesta a la última pregunta es importante, pues determinará la generación de ingresos adicionales a los que recibe de sus ahorros durante los años que cotizó.
Sobre el principio: “Todo es más fácil y más sencillo con sentido común”, las respuestas a estas y a otras cuestiones relacionadas con la buena salud física y mental, encajan en el programa, “Disfrute su jubilación con sentido común”.
La jubilación siempre la entendí y la disfruto como una nueva oportunidad que nos brinda la vida, de ahí que el concepto, “Desjubílese” quiere decir, en sentido figurado, libérese de la jubilación y plantéesela en serio como la siguiente fase de la vida, concentrándose más en su bienestar.
Pues sí amigos, pueden dedicarse a lo que quieran, pero paralelamente aprovechando su tiempo y su experiencia, haciendo lo que les de un mejor sentido a su vida y les acerque un poco más a la felicidad, los años que les faltan por vivir.
Entre más pronto empiecen a prepararse, más posibilidades tendrán de hacer lo correcto.
Ingeniero / pedroroque.net
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.