Por “Todo está al alcance de un clic”… Esta frase, que podría pasar por una simple fanfarronería, es cada vez más un “dogma” del mundo de hoy, un modo de entender la realidad que a los que quizá tenemos un poquito más de experiencia de vida nos mete un tanto el miedo en el cuerpo; y no tanto por el “temor” a la tecnología, sino por la simpleza que tal afirmación contiene, especialmente en ese “todo” que encierra tantas y tan variadas posibilidades.
Ok… Y si no está al alcance de un clic… puede ser que pensemos que también todo” (otra vez) bien puede encontrarse en dos o tres cambios de páginas en Internet, hasta llegar a aquello de “todo lo que quiso usted saber acerca de ________ (el lector puede poner la palabra que falta), y nunca se atrevió a preguntar“; pues en la era de la información nadie puede tener excusas válidas para no estar al tanto de lo que educadores, psicólogos o “coaches” bien cualificados nos pueden transmitir acerca de cualquier cosa… Incluso, de la educación de los hijos.
Un artículo de Wall Street Journal describía hace unos años la situación: “La literatura actual sobre la crianza de los niños presenta este tema como un asunto complicado: haz tu propia comida para bebés, o te arriesgas a volverlo un adicto al azúcar. Si dejas que el niño, cuando esté aburrido, juegue con tu teléfono, antes que con bloques de madera obtenidos de forma sostenible, lo estás invitando a la delincuencia. Tales consejos se basan a menudo en ayudar a los padres a criar a sus hijos ‘naturalmente’, como si en el pasado los niños hubieran sido criados de una manera simplemente errónea”.
Con poco que uno vea las cosas, se da cuenta de que Google se ha convertido en el nuevo abuelo, vecino, niñera, al que se debe acudir pidiendo consejo. Para muchos padres millennials, lo que dice el motor de búsqueda es infalible.
Para ellos, si hay una urgencia, lo más seguro esbuscar en Google. Si hay algo que no sabemos hacer con respecto a la crianza y educación de los hijos: Google te lo resuelve. Con teclear un par de términos y presionar “intro” pueden entrar en el mundo de la sabiduría y experiencia casi acerca de cualquier tópico… y ¡cómo no! También en lo que se refiere a educación de los hijos.
Sin embargo, como explica una mamá millennial, no todo es tan fácil como lo pintan las redes: “una, con los hijos, querría hacerlo todo del modo en que nos dicen [Youtube o Instagram…] que es perfecto, pero no hay tiempo: la maternidad no da tiempo para la perfección”.
Y, precisamente -continúa- por eso “la sensación de haberlo hecho mal nunca te abandona, sobre todo a medida que el niño o la niña crecen, porque el proceso es complejo. Llega un momento en que nos enfadamos y decidimos confiar más en nuestros instintos y en lo que aprendemos de observar al niño… por ejemplo, ya no se sabe si el bebé debe dormir bocarriba, bocabajo o de lado; si darle purés o que lacte exclusivamente el primer medio año… A partir de mi experiencia, a todos los padres les recomiendo hacer lo que entiendan y vean que es mejor para su hijo, que al final es de ellos”.
Hoy día, lo que las mamás primerizas preguntaban a su propia madre, ahora se lo preguntan a Google… y, quizá, la principal consecuencia de esto es que entonces los padres y madres están más solos,pues se educa menos en comunidad, menos en familia; y así, a la preocupación natural acerca de “¿lo estoy haciendo bien?” se suma un afán de perfección, de educación ideal que, en la vida real, es prácticamente imposible. Pero como Google tiene la respuesta… es muy difícil que se den cuenta de esto.
Ingeniero/@carlosmayorare