En todo el mundo septiembre es el mes dedicado a la prevención del suicidio. La idea es hacer conciencia en la población de algo muy importante, que la mayoría de los casos de suicidio son prevenibles. Una detección a tiempo de las causas de base y de los factores de riesgo prevendrían muchos eventos suicidas, bajando significativamente las estadísticas de estos acontecimientos lamentables.
El conocer las formas de prevención no sólo atañe a los profesionales de la salud mental, sino también a médicos generales o de otras especialidades, a maestros, líderes religiosos, familiares, compañeros de trabajo y amigos, en fin, a todos.
Un primer elemento muy importante que hay que conocer es que el indagar sobre intenciones suicidas es muchas veces necesario y no aumenta el riesgo de que se produzca un suicidio. Es común que las personas, incluyendo a profesionales, tengan el temor de que preguntar a alguien sobre intenciones suicidas introduce la idea en su mente y por tanto lo vuelve de riesgo. Tal cosa no se da. Todas las personas, aunque no sean suicidas potenciales, han fantaseado o imaginado un suicidio, como por ejemplo en situaciones extremas. Si la persona tiene condiciones de base no debe de haber duda de que la posibilidad del suicidio ya ha transitado por su mente. Hay que indagar y preguntar sin miedo.
La mayor parte de las personas que intentan suicidarse o que consuman un suicidio han tenido condiciones de base. Entre éstas se encuentra por supuesto los trastornos depresivos como principales causas. También están los desórdenes bipolares, los cuadros ansiosos severos como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de pánico, la esquizofrenia y las adicciones como el alcoholismo, el abuso de drogas y el juego patológico. En toda persona con alguna de estas condiciones debe investigarse el potencial suicida. Casos famosos nos sirven de triste referencia, como Kurt Cobain y Robin Williams, que tenían uno o dos de estas condiciones de base.
También existen los factores de riesgo, que hay de diferentes tipos. Hay factores de riesgo personales, como intentos suicidas previos, enfermedades graves o crónicas, problemas legales o financieros o tendencias impulsivas o agresivas. El aislamiento social, el bullying, pérdida de una relación sentimental, son factores de riesgo relacionales. Factores de riesgo sociales son por ejemplo el acceso a armas letales, tener poca disponibilidad de servicios de ayuda y el estigma asociado a la búsqueda de ayuda con psicólogos o psiquiatras.
Existen asimismo factores de protección que hay que tener presentes al momento de investigar sobre potencial suicida. Entre ellos están el tener una buena red de apoyo familiar y social, el practicar una religión y el contar con servicios de ayuda accesibles.
Las enfermedades mentales nunca deben menospreciarse y tampoco hay que tomarlas como debilidades de carácter, malas actitudes o vicios. A todas hay que prestarles atención y para la mayoría hay que buscar ayuda profesional oportuna.
Por un momento dejé a un lado la escritura de este artículo y me puse a curiosear en la red social X (antes Twitter). De entrada vi la noticia de una persona que se ahorcó el día de ayer en San Martín, San Salvador, a consecuencia de un desengaño amoroso. Otro caso lamentable de suicidio que evidencia lo grave de este problema social, otra muerte que muy probablemente pudo ser prevenida, otra vida que como sociedad se nos escapa de las manos.
Médico Psiquiatra.