Desde la elección de Donald Trump, pasando por el fraude electoral en Venezuela, la escalada de la guerra en Ucrania hasta la guerra en Gaza y el Líbano y la caída del régimen sirio, el año 2024 nos deja un legado de tensiones e incertidumbre.
Lejanos están los años de estabilidad y crecimiento tanto para El Salvador como el mundo, ahora bajo regímenes populistas o decididamente totalitarios que están acabando con las libertades de los pueblos a cambio de mayor seguridad ciudadana, como ocurre en esta tierra.
El regreso de un Trump sobrado a la presidencia, con sus planes de la "mayor deportación del la historia", es quizá la mayor amenaza para 11 millones de inmigrantes, entre ellos cientos de miles de salvadoreños, la mayoría de ellos trabajadores que luchan por sus familias y aportan al desarrollo de la nación.
El plan supone redadas, capturas, operativos que, como lo han anticipado autoridades en diferentes estados, será un "disparo en la pierna" porque golpeará la economia estadounidense, así como las de los países de origen de estas personas. México, Guatemala, Panamá y otros países han anticipado planes de recepción para los deportados, mientras en El Salvador parece no importar ni se sabe de gestiones oficiales en favor de los connacionales.
El mundo contempla un nuevo gobierno en Estados Unidos que con soberbia y exceso de confianza amenaza además con subir los aranceles a sus principales socios comerciales, Canadá y México, así como que ha expresado sus sueños de que Canadá se convierta en otro estado de la Unión Americana y de recuperar el canal de Panamá.
Otro hecho de impacto en Latinoamérica y el mundo ha sido descarado fraude electoral en Venezuela para reciclar la oprobiosa dictadura de Maduro, quien no pudo impedir que la oposición, liderada por María Corina Machado, documentara el triunfo del exdiplomático Edmundo González Urrutia y la sucia maniobra chavista y los expusiera al mundo. La represión desatada por el régimen contra las protestas ha dejado miles de detenidos y casi una treintena de muertos. El mundo está expectan de qué ocurrirá el 12 de enero, cuando Maduro pretende envestirse, pero también González lo hará como legítimo presidente de Venezuela.
Latinoamérica ha visto la asunción de Claudia Sheinbaum como presidenta de México en medio de una crisis de violencia alimentada por la guerra interna en el cártel de Sinaloa, el auge del Cártel de Jalisco Nueva Generación y las bandas del tráfico de migrantes y drogas, entre ellas el fentanilo. No obstante, la nueva mandataria ha anunciado que mantendrá la política de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, de "abrazos y no balazos", además de continuar con la politización del sistema judicial mediante la elección popular de jueces, que abre la puerta al narcotráfico y al crimen organizado.
Centroamérica enfrenta el auge de las fuerzas antidemocráticas.
En Nicaragua, el régimen de Ortega ha encarcelado, expulsado y despojado de la ciudadanía cientos de opositores, periodistas y críticos, ha intensificado su represión contra la Iglesia Católica, ha cerrado miles de organizaciones de servicio público y ha reformado la Constitución para consagrarse como una dinastía presidencial, peor que la de los Somoza que fue derrocada en julio de 1979.
En Guatemala continúa el embate de fuerzas antidemocráticas desde el Ministerio Público, incluso ya sancionadas por Estados Unidos, contra el gobierno de Bernardo Arévalo de León, al punto de proscribir su partido para debilitar su administración.
En El Salvador, el régimen actual se reelige pese a que la Constitución lo prohíbe, reduce el número de municipios, incrementa la intimidación de críticos y periodistas y, al no más asumir, promete una "medicina amarga" que se traduce en el despido de miles de empleados públicos, y para hacerlo más amargo, reintroduce a toda costa y contra todo razonamiento técnico-sanitario la minería metálica, prohibida desde hace varios años por los estragos que causará.
Todo esto sólo es posible con el respaldo de las fuerzas armadas y la amenaza de aplicación a quienes se opongan, de un "estado de excepción" o estado de sitio permanente, que ha llevado a la cárcel a al menos siete mil inocentes --según lo reconoció el mismo régimen-- que luego tuvieron que dejar en libertad tras meses de estar encerrados, en tanto que cerca de 300 han muerto bajo custodia estatal.
En otras latitudes vemos la escalada de la guerra en Ucrania, con la utilización de potentes misiles de fabricación estadounidense y británica por parte de Kiev, en tanto que Rusia está utilizando proyectiles hipersónicos y amenaza con desatar "la tercera guerra mundial", intentando forzar la intervención de la Unión Europa y la OTAN para llevar al caos.
Putin no retrocede ni se conmueve con las 1,500 bajas diarias que sufre Rusia, sino que ha mandado a traer tropas de Corea del Norte, que están cayendo como "carne de cañón", según los servicios de inteligencia, ni lo inmuta la muerte de su jefe de armas químicas en un atentado con bomba en el propio Moscú. Donald Trump ha prometido acabar con esta guerra al no más llegar a la presidencia, pero Ucrania no está dispuesta a negociar parte de su territorio, como cree que le van a exigir.
La guerra en Medio Oriente también escaló con la ocupación de Gaza y el Líbano por parte del Ejército de Israel, lo cual contuvo a los grupos Hamás y Hezbolá, patrocinados por Irán, lo cual también debilitó la influencia de este último y propició la caída del régimen de Bashar Al-Asad en Siria y su dinastía de más de 50 años, con el riesgo ahora de que los grupos islámicos que tomaron el poder impongan una dictadura islamista extrema.
El planeta ha sido presa de fenómenos naturales, como las mortíferas danas en España, que dejaron cientos de muertos, así como de sequías e incendios en Brasil, Chile y Bolivia.
Pero también ha habido signos de esperanza, entre ellos la esplendorosa reapertura histórica de la Catedral de Notre Dame cinco años de después de haberse incendiado y las aperturas de las puertas santas por el Jubileo 2025, así como las olimpiadas en París, con su espectacular apertura en el Sena y el regreso de Celine Dion interpretando entre lágrimas el Himno al Amor, , sitios de postal (voleibol de playa bajo la Torre Eiffel, paseos a caballo en el Palacio de Versalles) o su famoso pebetero iluminado.
El mundo aún tiene esperanza, pero debe trabajar mucho por sus libertades y principios. Esperemos en Dios que el 2025 todo sea mejor...