Los salvadoreños, tenemos una memoria cortísima. Eso lo aprovechan quienes nos manipulan, por lo que a diario surge una nueva noticia, alabando al actual régimen, y evitando así que nos detengamos a pensar, analizando los hechos y no la propaganda. Esta estrategia, lo estamos viendo, se ha intensificado a raíz de que estamos en un año preelectoral, aunque desde que el Confeso Dictador surgió a la vida política, hemos vivido inmersos en una ola propagandística permanente.
Pero de eso hemos hablado en otras ocasiones y mientras cada quien no decida abrir los ojos y usar para pensar el cerebro que Dios le dio, nada cambiará. Al contrario, se irá profundizando, como lo estamos viendo. Por eso hoy, a las puertas de las vacaciones de Semana Santa, es preciso que recordemos temas vitales que, por estar pendientes de propagandas huecas, generalmente olvidamos.
Lo primero es que, también por un tema de propaganda, ahora las vacaciones de Semana Santa han migrado su nombre a “vacaciones de verano”, así como los saludos de Navidad, desafortunadamente, se transformaron en “felices fiestas”. Aparentemente es un tema trivial. Aparentemente, porque sí tiene importancia.
La Semana Santa, sin dejar de lado que nos puede servir como un merecido descanso, evoca que tiene un significado profundo, que debemos aprovechar esos días para reavivar nuestra fe, nuestros principios religiosos y atender con mucha atención el mensaje que cada día, con sus ritos litúrgicos y sus lecturas sagradas, quieren que comprendamos y llevemos a la práctica. Aún estando “de temporada” es posible encontrar el recogimiento necesario para así realizarlo y regresar, recargados en todos los aspectos, a nuestras ocupaciones habituales.
Lo segundo es mantener una actitud responsable y vigilante en todo momento. No podemos olvidar que, desafortunadamente, es en las vacaciones cuando más ocurren accidentes de tránsito y otros que suceden en balnearios o en diferentes lugares de esparcimiento. La prevención es imperativa, el control sobre la bebida y la comida (porque también abundan las intoxicaciones alcohólicas o por alimentos en mal estado), el cuidado de los menores en todo momento y circunstancia, son temas que TODOS debemos tomar en cuenta.
Porque la mayoría de las veces, la sobrecarga que las vacaciones representa para las madres de familia y amas de casa es sumamente injusta. Ella debe atender a toda la familia y preparar lo indispensable para que nada falte, que haya todo lo necesario para la alimentación y el disfrute de todos los veraneantes, e igualmente se deja a su cargo el cuido y seguridad de los menores, lo que a veces no puede cumplir a cabalidad por atender el resto de sus obligaciones.
Por eso, parte de la prevención mencionada debe ser organizar anticipadamente las responsabilidades que cada miembro de la familia deberá lleva a cabo y hacerlo con mucha seriedad: lo que hará el padre, tanto en lo referente a la revisión del vehículo para el viaje, como al cuido de los hijos en el lugar de destino. Y que cada hijo tenga a su cargo una actividad en específico, dependiendo de la edad de cada uno, de la cual deberá responder antes de ir a jugar o pasear con sus amigos. Previendo, habrá tiempo para disfrutar todos y regresar al término de sus vacaciones sanos y salvos.
Que tengan todos una Semana Santa llena de paz.