Casi todo lo que se ha dicho sobre covid 19 proviene de organismos internacionales, gobiernos y fabricantes de equipos, materiales, medicinas y vacunas y como era de esperar, no pocos interesados en aprovecharse en alguna forma del problema y presionar en cierta línea de acción conveniente a sus intereses. La tendencia fue privilegiar la Medicina Tratante la más tardada y costosa que favorece a los menos por sobre la Salud Pública más oportuna y menos costosa que beneficia a los más. De ahí que ha sido Tabú escuchar otras corrientes es el caso de la Medicina Natural y Alternativa con respecto al covid 19.
La Medicina Natural es una de las más antiguas y se practicaba mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, cuando éstos llegaron se sorprendieron al observar que las demandas de salud de las comunidades indígenas eran satisfechas por curanderos, expertos en el uso de plantas medicinales, yerberos, parteras, etc. Ante la tradicional escasez de médicos en los tiempos de la colonia la situación continuó así habiéndose agregado como aporte de la península, los boticarios que conocían de químicos y algunos productos medicinales y los barberos, que además de los cortes de pelo, practicaban procedimientos quirúrgicos y odontológicos menores.
Cuando se habla sobre este asunto conviene diferenciar el profesional médico especializado en Medicina Natural, Biológica y Alternativa que utiliza medios y procedimientos diferentes a la medicina tradicional y el profesional no médico y todas sus variantes, a menudo autodidacta, estudioso de la etnobotánica, algunos idóneos en productos farmacéuticos, que practican una medicina alejada de toda ortodoxia en una amplia modalidad de formas tanto en el medio urbano como en comunidades de bajos recursos e indígenas.
En estas últimas una forma de medicina empírica es la del curandero, también conocido por chamán, maestro sanador, maestro ancestral, etc. heredero de conocimientos de varias generaciones, conocedor de plantas de uso medicinal, muchas veces ejerce mezclando rituales como “limpias” con destellos folclóricos, atiende a los enfermos sin esperar nada a cambio y habitualmente con un marcado espíritu de servicio y colaboración. Obviamente se excluyen los brujos y hechiceros más preocupados por hacer llover, alejar espíritus e invocar deidades que por el bienestar de la comunidad, los charlatanes que comercian con los valores autóctonos y hacen una mezcla de hechicería, astrología y religión y finalmente los vendedores de supuestos productos y medicamentos de origen natural.
Durante la pandemia de covid 19 en la Comuna de Chiguilpe de Tsachila, al sur oriente de Quito, que forma parte de las 14 comunidades aborígenes de la Amazonía Ecuatoriana, llegó el covid 19 con todo su cortejo sintomático y fuerza destructora, contagió a su habitantes aproximadamente unos 4,000; sin embargo, solamente uno sufrió la versión grave y falleció por cierto en un establecimiento estatal, Tsachila es una comunidad autóctona en la que predomina la pobreza, sobrevive de la caza, pesca y cultivos artesanales. Es la típica aldea alejada, olvidada y abandonada a donde casi no llega la ayuda del gobierno en materia de educación, salud y oportunidades de desarrollo. Lo interesante es ¿por qué el covid 19 causó tan poco daño a los moradores en comparación con la cantidad de enfermos graves y fallecidos de otras zonas mejor protegidas y con disponibilidad de hospitales?
La explicación del fenómeno de Tsachila no es el aislamiento porque siempre tuvo conexión con otras localidades, tampoco sufrió de un cerco sanitario. ¿Hay genes en el genoma de los habitantes que determinan un carácter dominante de resistencia a la virosis como rasgo racial? Al respecto no se han hecho investigaciones de genética de poblaciones. En realidad los hechos de orden práctico apuntan a que, dada la escasa intervención estatal, el mayor peso en la protección de los habitantes y tratamiento de los enfermos recayó en los curanderos locales. Sin duda a la medicina natural se agregó el tipo de alimentación que acostumbran los lugareños, destacan el consumo de larvas (chontacuros) de cierta especie de insectos que al decir de curanderos protege contra las afecciones de las vías respiratorias, ingesta de una infusión de hojas de ciertos arboles (Agua de Guayusa) que confiere resistencia y vigor, aplicación rutinaria de extracto de flores (Pro-polis) en boca y garganta, etc.
En efecto el representante de la aldea confirma que la gente al sentirse enferma acudió en primera instancia al curandero, le tenía más fe y confianza a la medicina natural que a los compuestos químicos que tienen muchos efectos secundarios. Los moradores de la aldea hasta se sentían orgullosos de sobrevivir sin la ayuda del estado “porque la naturaleza les provee de los remedios contra los males que les llegan de las ciudades”. Así mismo considera que entre los líderes responsables figura Augusto Calazacon, curandero, chaman y medico ancestral con más de 60 años de experiencia en el ejercicio de la Medicina Natural.
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