La salud, sin duda, es el bien más preciado que el hombre posee, pero no lo descubre hasta que lo empieza a perder. Y unos pasos atrás está el bienestar económico que permite alcanzar a algunos gozar de una buena salud.
Desde inicios de la pandemia #COVID_19, la vida cambió totalmente y así, poco a poco, pudimos vivir en carne propia el encarecimiento de la vida y, por ende, de la medicina y de todo aquello que pueda ser sujeto de un intercambio comercial.
Cada día la situación económica empeora, no podemos conformarnos con que “la situación es mundial” pues apelaríamos a un conformismo sin sustento y queda a la deriva una gran parte de la población salvadoreña que no puede comprar sus medicamentos y a la vez no está asegurada y solo tiene dos opciones: o busca la atención médica privada y ese laberinto que es el sistema nacional de salud.
La medicina no es negocio para un gobierno a diferencia de una cárcel, una ciclovía, etc. Cuando se atiende a un paciente es el Estado el que pierde y no obtiene nada y, por ende, ver la tragicomedia que sufrieron varios hospitales ante la reciente tormenta solo nos confirma que la prioridad no es destinar presupuestos a la red nacional de salud.
Apenas una tormenta deja al descubierto el abandono histórico de la salud; tristemente la recesión económica afecta siempre al más vulnerable y qué decir de todas aquellas familias que perdieron a un ser querido que dio su vida por cumplir la entrega y servicio y no ha recibido el seguro de vida, ejemplo claro de lo que esta recesión económica golpea y golpea fuerte. ¿Qué nos puede decir el diputado que lució su prueba tomada desde su casa por una institución pública? ¿Crisis económica o sentirse influyente? Mientras, cada día miles de salvadoreños buscan la prueba gratis en los establecimientos de salud; la red nacional no da abasto para la atención de una población enferma tanto física como mentalmente; tenemos cuadros clínicos de patologías crónicas y quién se pregunta por la salud mental de la madre de una persona detenida sea culpable o inocente. Creo que ¡nadie!
Así las cosas, estamos empezando a vivir y a sufrir una situación económica que nunca se ha vivido y la afectación a la salud es directamente proporcional en la medida que todo se encarece y limita al paciente a obtener la atención médica requerida. Conozco casos concretos en que la familia de escasos recursos se ve en la apremiante necesidad de hipotecar su casa o terreno para cancelar una intervención quirúrgica o son las remesas las que sacan del bache a esa familia, pues a pesar de las limitantes que resulta recurrir a la práctica privada, no hay opciones pues en el tiempo de espera que la red nacional de salud deja el paciente fallece.
La situación económica aprieta y en ese mismo caos hace que poco reparemos en lo que se nos viene encima. Será tarde cuando la crisis golpee a miles de salvadoreños y el gremio médico debe visualizar lo que está por venir.
No es ni premonición ni mucho menos quiero parecer negativo sino que es imperativo entender, abrir los ojos y prepararnos para algo que nunca hemos vivido. La canasta básica está por las nubes. Tener salud será algo secundario cuando poder comprar comida será la prioridad. Basta conversar con cualquier ciudadano para darnos cuenta de que todos estamos pasando momentos difíciles y que, así como la canasta ya no tan básica se ha encarecido, no pueden quedar fuera de esa burbuja la atención médica, las medicinas y todo lo relacionado a la salud.
Ojalá esté equivocado, pero lo dudo. Lo que vimos el sábado en algunos hospitales, caer en pedazos sus cielos falsos en sus servicios de encamados, salas de emergencias y quirófanos, así como los ríos sobre pisos y techos, fue la prueba que demostró que lo exterior solo fue algo cosmético a la vista de la población.
Sería muy acertado, por ejemplo, diseñar la estrategia de toma de muestras en forma masiva a la población y quitar el monopolio de la PCR, la cual es un lujo necesario pero poco alcanzable para el 80% de la población y ser ya parte la oferta de la red pública.
Ya basta de que seres ocultos se beneficien de esta dramática situación.
Médico.