Cada vez que finaliza un año es casi una tradición que nos hagamos propósitos para el siguiente. Propósitos para con nuestra salud, para cambiar algunos hábitos perjudiciales o para enriquecernos como personas. Muchas veces estas intenciones quedan sólo en nuestra mente o las practicamos por un corto tiempo y después las abandonamos, volviendo a lo que es más práctico, más cómodo o menos desafiante.
Siempre he creído que no es bueno darles demasiado valor simbólico a las fechas pues casi nunca tienen o se les dan connotaciones positivas. “Hace tres años en esta fecha me quitaron la vesícula”, “hoy mi padre cumpliría 95 años”, y que lo mejor es ver el tiempo como una línea ininterrumpida y uniforme, en la que las fechas no tienen mucho valor. A pesar de lo anterior no deja de ser importante aceptar que somos un año menos jóvenes, y que esto nos obliga a tomar algunas medidas. A continuación citaré algunos propósitos que deberíamos incluir en la lista, especialmente a los que ya vimos correr bastante agua bajo el puente, y que eventualmente puede marcar una diferencia en nuestra calidad de vida y hasta darle unas vueltas más a la cuerda del reloj.
En cuanto a cuestiones de salud un buen propósito sería hacernos los chequeos médicos y los exámenes que hemos ido postergando para más adelante, y cuyo “más adelante” nunca llega. Chequeo del corazón, órgano vital y a veces traicionero; exámenes de próstata y endoscopías (tanto por arriba como por abajo) si ya se pasó de los cuarenta años; y exámenes de senos, matriz y ovarios para las mujeres. Chequeos de la vista, de dientes y de piel tampoco estarían mal.
Otro buen propósito sería dejar de comer tanto. La mayoría comemos más de lo que necesitamos, muchas cosas procesadas o con demasiada azúcar. Y hay personas con casi trescientas libras de peso, que comen todo lo que les ponen al alcance y que después se sorprenden cuando les diagnostican diabetes. Comer más sano y ayunar de vez en cuando (como les toca a nuestros amigos los animales) debe estar en la lista.
Tener mayor actividad física es importante, pero hay que ir poco a poco. No se debe intentar compensar todo el ejercicio que dejamos de hacer por años en unas pocas semanas. Con esto sólo se logrará asociar ejercicio con tortura, y se dejará de hacer.
Acercarnos más a los libros y evitar que los teléfonos celulares nos quiten tiempo de lectura es también un buen propósito. Ya hemos hablado en artículos anteriores de los múltiples beneficios de la lectura, beneficios que comienzan en la cuna y que se mantienen toda la vida.
Pero hay un propósito que en mi opinión es superior a todos los demás y que en lo particular deseo mantener y reforzar, y es el de no ser indiferente al sufrimiento de los demás, el no ser indiferente a las injusticias que vemos alrededor, y en el actuar en consecuencia con lo que pasa. Vivimos en una sociedad con claros signos de enfermedad. El odio se siente en el ambiente y basta circular un poco para notar que el insulto está listo en los labios de la gente y que la amenaza y la agresión se dan ante el menor incidente. Esa actitud de protegernos sólo a nosotros mismos y que a los demás se los lleve el diablo nos puede destruir. Feliz año a todos.
Médico Psiquiatra.