"Epifanía” es un término femenino cuyo significado es el siguiente: 1. Manifestación, aparición. La palabra es revelación, epifanía. 2. Festividad que celebra la Iglesia Católica el 6 de enero, en conmemoración de la Adoración de los Reyes Magos. En tal caso, debe escribirse con mayúscula inicial (Diccionario esencial de la lengua española, de la Real Academia Española).
En Mateo 2, “Epifanía” son los sabios venidos de Oriente para adorar a Jesús. El número 3 lo funda la tradición el de presentes que ofrecieron oro, incienso y mirra. Con San Beda, el Venerable, se les dan a partir del siglo VIII los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, y se les considera representantes de Europa, Asia y África.
San Beda, el Venerable (673-735) fue un monje y polígrafo inglés. Se educó con el abad Biscop en los monasterios de Wearmouth y de Jarrow. Además de comentarios a textos sagrados y patrísticos, compuso tratados gramaticales y musicales, y de cosmografía (De natura rerum ) y cronología (De ratione compute). Su obra más importante es Historia eclesiastica gentis Anglorum). SALVAT, La Enciclopedia. Volumen 3. Madrid, 2004.
Y en el Tomo 10 de La nueva enciclopedia temática encontramos los siguientes datos: El Venerable Beda era un erudito y piadoso monje, quien en el siglo VII escribió en latín La crónica eclesiástica de Inglaterra. El propio rey Alfredo el Grande tradujo después esta obra al dialecto sajón de su reino.
Los incansables y cultos monjes irlandeses llegaron a Escocia y dirigidos por San Columbano fundaron un monasterio en la norteña isla de Iona. De allí salían los monjes irlandeses para propagar su fe por el norte y el oeste de Inglaterra.
Pronto en todo el país se levantaron iglesias y monasterios, que en aquellos tiempos de barbarie eran los únicos centros de enseñanza. En uno de ellos vivió el Venerable Beda, cuya Crónica eclesiástica escrita en latín, constituye la más antigua documentación histórica de aquellos tiempos.
Enero
Ha llegado enero en el transcurso de la existencia, indicándonos que hemos cumplido un año más en nuestra vida; pero recordándonos que nos vamos acercando al sueño, sí al sueño eterno de la muerte, y al que nadie quiere llegar.
La grafía de la palabra “enero” nos indica que es una voz grave o llana que acaba en vocal, y por tanto, no se tilda o atilda, como arriero, becerro, Dionisia, existencia, Fabiola, pesebre, etc.
Pues bien, en el interesante libro Origen de las palabras estrafalarias, del lexicólogo español, doctor José Calles Vales, Editorial LIBSA, Madrid, España, 2002, encontramos las siguientes notas acerca de la palabra “enero”. Así:
“Término masculino. Primer mes del año con el que comienza el calendario.
“Téngase en cuenta, como aseguraban los antiguo, que enero es la puerta del año. Por entramos en el nuevo año. Debía, por tanto, dedicar este mes al dios Jano. Jano es el dios de todo comienzo y se invoca al amanecer, se le dedica el primer mes y su objeto predilecto es la puerta: su templo permanecía siempre con las puertas abiertas para que favoreciera a los romanos. Sus símbolos son la llave y al báculo.
“Se presentaba a este dios con dos caras, y esto convenía mucho al mes de enero, porque con su rostro observamos el año que se va y con el otro enfrentamos la vida del año nuevo. El mes dedicado a Jano debía llamarse enero (Numa Pompilio lo hizo) habría de llamarse januarius, que en latín vulgar es januarius o ienarius . Desde muy temprano, allá por el siglo XI, encontramos en castellano formas y variantes como yenair, ianero, ianer, jenero y en el siglo XVIII, ya enero”.
“Dos cosas hay que tener presentes en enero, según la tradición: que hay que tomar alimento caliente y que no se puede uno levantar de la mesa con sed. Y un proverbio: “El pollo de enero, a San Juan es comedero”.
Maestro, sicólogo, gramático.