Histórica y culturalmente, la diplomacia es considerada como “cosa de hombres”. El papel que han jugado las mujeres en este campo, y en las Relaciones Internacionales en general, muchas veces ha sido invisibilizado. Considerando que era hora de reconocer y celebrar las diversas formas en que las mujeres, rompiendo las barreras impuestas, contribuyeron a mejorar el campo de la diplomacia, en 2022 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró por consenso el 24 de junio como Día Internacional de las Mujeres en la Diplomacia. Entonces, la Asamblea invitó a todos los Estados Miembros, celebrar este Día con actividades que potencien la educación y la sensibilización del público hacia la labor de las mujeres en la diplomacia.
En nuestro continente las mujeres ingresaron a la vida diplomática, en general, a inicios del siglo XX. Sin embargo, fue en la primera mitad de dicho siglo cuando entraron en mayor número a los Ministerios de Relaciones Exteriores, comúnmente asociadas al mundo cultural y/o consular. Destacadas escritoras, poetisas, y artistas fueron nombradas por sus países en cargos de Consulesas u otros relacionados con la Cultura o la Educación. El nombramiento de la “primera embajadora” fue posterior dependiendo década país, las posiciones de liderazgo han sido más difíciles de ocupar para las diplomáticas.
Hacia la mitad del siglo XX, y tras el término de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres consiguieron mayor participación. En la recién formada ONU jugaron un papel de liderazgo en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Dos mujeres latinoamericanas firmaron esa Declaración: Bertha Lutz, de Brasil y Minerva Bernardino, de República Dominicana. Ellas defendieron el lenguaje inclusivo y no sexista del documento. Un ejemplo es que sustituyen en el artículo 1 la palabra “hombres” por “seres humanos” en la frase “todos los seres humanos nacen libres e iguales”.
La brecha de género aún existe en nuestros días. Sin embargo, la igualdad de género y el empoderamiento de la mujeres y niñas conforma una contribución crucial para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este contexto, muchos países entre ellos Chile, han lanzado una Política Exterior Feminista, entendida esta como un instrumento que busca establecer el principio de igualdad de género como un eje rector en el quehacer de las Cancillerías. Para Chile, la PEF se configura “como una estrategia de inserción internacional acorde a los desafíos que plantea la agenda global”, y tiene como prioridad alcanzar el fortalecimiento de la democracia con foco en la igualdad de género y apostar por un mayor empoderamiento y representación de las mujeres, entre otros objetivos.
Las pioneras de la diplomacia y las relaciones internacionales realizaron una destacada labor y abrieron camino para quienes hemos venido detrás de ellas. Aun somos pocas, pero a través de nuestra labor tratamos de visibilizar la relevancia del trabajo que realizamos y, a su vez, animar y formar a nuevas generaciones de diplomáticas. Que puedan aseguran una paridad sustantiva, la eliminación de las desigualdades estructurales y erradicar la discriminación.
Embajadora de Chile en El Salvador