Por “The King has a cancer" tituló The Times el 5 de febrero pasado. Revelada por el Palacio de Buckingham y difundida por los medios de comunicación, la noticia tuvo un efecto de deflagración en el Reino Unido. El rey Carlos III sufre de "una forma de cáncer". De inmediato, preocupación, interrogaciones, preguntas sobre el orden de sucesión aparecieron. Son las ilustraciones del susto que salió a la vista y del enlace tan particular que une la monarquía a los británicos.
El monarca, sagrado, es la encarnación de una institución milenaria. Apareció, a través del anuncio de su enfermedad, en su dimensión humana. La emoción se expandió en el país. Muchos jefes de Estado en el mundo manifestaron su solidaridad y deseos de buena recuperación. Por cierto, la inquietud prevaleció desde el diagnóstico, después de una operación efectuada por " una hipertrofia de la próstata", al final de enero pasado.
El Palacio de Buckingham anunció que el Rey inició "un programa de tratamientos regulares, durante el cual los médicos le aconsejaron en aplazar unas actividades públicas". Con una edad de 75 años, Carlos III, que sucedió a su madre, la Reina Elizabeth II en septiembre de 2022, fue coronado el 6 de mayo de 2023. Desde entonces está muy activo, tanto al nivel diplomático como sobre temas que llevan sobre el medio ambiente. Cumple, con su gran experiencia adquirida como Príncipe de Gales y heredero de la Corona, como símbolo del Reino Unido y del Commonwealth.
La reina Victoria (1819-1901) atravesó el siglo XIX surgiendo como la revelación de la fuerza de reino que volvió imperio en el transcurso de los decenios. Más cerca de nosotros, el rey Jorge VI (1936-1952), el abuelo del actual monarca, impulsó la resistencia británica contra la agresión nazi. Con su esposa, la reina Elizabeth, y sus dos hijas, la futura reina Elizabeth II y su hermana Margareth, se quedó en Londres y en el Palacio de Buckingham, mientras la capital y una parte del Reino eran bombardeados regularmente por la "Luftwaffe" alemana, la aviación dirigida por Hermann Göering. Representaban el coraje de una nación, cuyo primer ministro era Winston Churchill, otro de los héroes de la Segunda Guerra Mundial.
La reina Elizabeth II asumió la Corona después que su padre murió, en 1952, a sus 56 años, por un cáncer de pulmón. Elizabeth II asumió la sucesión y encarnó el Reino Unido durante buena parte del siglo XX hasta su muerte el 8 de septiembre de 2022, a sus 96 años. La evolución de las relaciones internacionales con la Guerra Fría, el fin de la ex-URSS en 1991, una vida institucional intensa, contando al través de los años, con 16 primeros ministros, de Winston Churchill a Margareth Thatcher, de Tony Blair a Lizz Truss por dos días, representó la transformación de la institución. Las tormentas familiares, las pruebas que tuvo que afrontar, hicieron parte de una transformación de una institución milenaria pero que logra adaptarse a su tiempo.
Es lo que vemos a través de Carlos III, un monarca involucrado y haciéndolo saber, en temas que llevan sobre el medio ambiente. Edifica una imagen después de haber tenido un eterno papel de heredero, y decidiendo comunicar por parte, sobre una enfermedad que despertó sentimientos tanto de preocupación como de solidaridad y unidad. Al nivel institucional, la monarquía se adapta: el papel de la Reina consorte Camila tanto como del Príncipe de Gales, William, está reforzado.
"The Mirror" tituló "In Camila we trust" (Tenemos confianza en Camila) mientras el Príncipe puede representar al Rey en actos formales de la monarquía, como por ejemplo, las próximas ceremonias del 80o. aniversario del Desembarco en Normandía, el próximo junio de 2024. Existe un consejo de Estado, en virtud de la ley de regencia de 1937, ahora compuesto de varios miembros de la familia real que podrían, si el Rey no estuviese temporalmente, en capacidad de trabajar, asumir parte de los cargos. No estamos en esta situación actualmente.
El Rey hizo una aparición, desde el anuncio, mandando un mensaje y contribuyendo a tranquilizar a la opinión pública que no cree totalmente en el ejercicio de transparencia que queda relativa. Desde Instagram, el Rey agradeció a sus sujetos "por los pensamientos de apoyo y deseos recibidos". El 11 de febrero pasado, fue visto mano en la mano con su esposa, la Reina consorte, yendo a la misa dominical de la iglesia de Santa María Madgalena de su residencia de Sandringham, un mensaje de agradecimiento tanto como para tranquilizar a la opinión pública.
Mientras tanto, todos tienen en mente el himno nacional: " God save the King".
Politólogo francés, especialista en temas internacionales.