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Enrique Anaya: Los “daños colaterales” según Ulloa

“No, Félix, no. Las víctimas del gobierno fascista que tú defiendes no son daños colaterales. No. Esas mujeres y hombres, esos jóvenes, víctimas del régimen de excepción, y que tú miserablemente reduces a meros objetos, no son “daños colaterales”, como tú los llamas. No. Esas víctimas son o eran madres, padres, hijos, tíos, sobrinos, amigos, son y eran personas de carne y hueso, que compartían con sus familias, con sus alegrías y sus desdichas, con sus esperanzas y sus miedos, ¡son y eran personas, Félix!, aunque tú ahora menosprecias la vida de tus propios conciudadanos”.

Por Enrique Anaya
Abogado constitucionalista

PUESIESQUE…la semana pasada, el Vicepresidente de la República formuló unas inmorales y vulgares declaraciones (al escucharlas, casi vomito), cuando calificó a las víctimas inocentes del inconstitucional, ilegal e inmoral régimen de excepción, como simples y meros “daños colaterales”. Esas declaraciones del señor Ulloa reflejan, entonces, 2 realidades: en primer lugar, el vicepresidente admite, expresamente, que el régimen de excepción ha provocado y está provocando víctimas inocentes, es decir, ese funcionario reconoce expresamente que dicho régimen es moral y jurídicamente inaceptable; y, en segundo lugar, para la actual administración presidencial, los salvadoreños somos meros objetos desechables, puras baratijas, al grado que -según ellos- no hay ningún problema en que sean simples “daños colaterales”.


Pues le digo al señor Ulloa: “No, Félix, no. Las víctimas del gobierno fascista que tú defiendes no son daños colaterales. No. Esas mujeres y hombres, esos jóvenes, víctimas del régimen de excepción, y que tú miserablemente reduces a meros objetos, no son “daños colaterales”, como tú los llamas. No. Esas víctimas son o eran madres, padres, hijos, tíos, sobrinos, amigos, son y eran personas de carne y hueso, que compartían con sus familias, con sus alegrías y sus desdichas, con sus esperanzas y sus miedos, ¡son y eran personas, Félix!, aunque tú ahora menosprecias la vida de tus propios conciudadanos”.


Vamos a ver, Félix, ahora que estás feliz porque tienes guardaespaldas y sirvientes (y andas mendigando la posibilidad de ser presidente, así sea interino), si tienes el valor de visitar a la familia de Mauricio (fallecido en Sonsonate, el 15/abril, después de estar preso en el penal de Izalco) y les dices que su muerte fue un simple y mero “daño colateral”; a ver si visitas a la familia de Adrián (fallecido en el penal de Mariona, el 4/julio) y le explicas a su hijo —un niño que no supera los 5 años— que su papá debía morir como parte de los “daños colaterales” de un régimen de excepción; a ver cómo expones a ese niño y su familia, que morir de “asfixia mecánica por estrangulación” es un accidente, que fue algo no deseado por los victimarios, que “solo se les pasó la mano un poquito”.


En esencia, entonces, las declaraciones del señor Ulloa, vicepresidente del país, es manifestación de la esencia y naturaleza del sistema autocrático que nos desgobierna: un régimen que desprecia la vida humana, que mira a los seres humanos, a las personas, como cosas que se dañan colateralmente, como objetos sin valor, que son desechables.
Ya información internacional ha denunciado que el actual régimen presidencial salvadoreño es criminal y corrupto, pero los casi 60 connacionales muertos con motivo del régimen de excepción desnuda al régimen como asesino, sea por acción o por omisión: cada vez que una persona es detenida por el Estado, que es sometida a resguardo o prisión, son el Estado y sus funcionarios los responsables de su integridad, tanto física como moral.

Por ello, la deshumanización y el cinismo del régimen con la vida de los salvadoreños demuestra que la maldad del régimen de la actual administración presidencial es muy profunda, que está arraigada en su esencia y naturaleza: ya no se trata únicamente del talante autocrático, personalista y antidemocrático de dicho régimen, ni tampoco se trata solo de un sistema diseñado y ejecutado por y para la corrupción a todos los niveles, desde la incapacidad de sus funcionarios, pasando la opacidad y ocultamiento de la información sobre el uso de miles de millones de dólares de fondos públicos, hasta la captura -y consiguiente intrascendencia- del poder judicial y de las instituciones de control.
No. Se trata de un régimen presidencial —y todos sus serviles— que nos menosprecia como salvadoreños, como personas, como ciudadanos: es por lo que el presidente escribe muchos de sus tuits en inglés, pues no se dirige a los salvadoreños; por eso es que este gobierno no invierte en construir hospitales, ni en obras de mitigación frente a riesgos ambientales. Hace y deja de hacer porque le da igual que los salvadoreños sufran.


Al fin y al cabo, para el actual gobierno, el sufrimiento, la detención ilegal, las torturas e incluso, las muertes de salvadoreños son -como dice el vicepresidente- simples y meros daños colaterales.
P.D.: a quienes me hacen el honor de leer mis reflexiones, disculpas por ausentarme por varios meses, pero aclaro que no estaba muerto (casi, por rara enfermedad), ni andaba de parranda. Pero, como dice la canción: “Ya volví..”.

Abogado constitucionalista.

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Félix Ulloa Opinión Regimen De Excepción

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