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Gente en pausa

En lugar de poner en pausa el uso del teléfono, terminamos poniendo en pausa a quienes nos rodean, a quienes no nos interesan, a aquellos con los que convivimos en la familia pues, parecería que razonáramos algo así como “ellos siempre están allí”, en cambio lo que pasa en las redes, en la comunicación incesante que tenemos por medio del teléfono, eso, eso sí que no podemos perdérnoslo.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

La conexión constante con el teléfono es una preocupación de los psicólogos, sociólogos, intelectuales y gente que intenta comprender qué nos está pasando y qué papel juegan las pantallas en el modo en que las relaciones humanas suceden.

En su momento, comentamos en este espacio el libro del filósofo Byung-Chul Han, titulado, precisamente “No-cosas”, en el que dedica bastante espacio a analizar la necesidad de la mirada de los demás en la conformación de la propia personalidad.

Una mirada, principalmente la de los padres, madres y hermanos, que brinda a los niños apoyo, autoafirmación y pertenencia a una comunidad. Y explica cómo, teléfonos por medio, la carencia de la mirada de los otros, de la presencia real de los otros, deja una herida profunda, una falta de afecto que conforma personas “des-centradas”, anónimas y sedientas de una relación verdaderamente humana.

Esa falta de miradas, que en realidad es carencia de presencia de los demás en la propia vida, es responsable de la pérdida de empatía que es una constante en muchos adolescentes y adultos jóvenes contemporáneos… Y, concluye, la tecnología de la comunicación que está detrás de las pantallas no es tan inocua como se pretende (algo así como “es solo una herramienta, y como todas las herramientas su bondad o maldad depende cómo se utilice”), y habla de un algo intrínseco en los teléfonos que nos cambia desde dentro.

También explica cómo una “comunicación descorporeizada” no es en realidad comunicación, pues se “pretende” que el otro -el interlocutor- está presente, cuando en realidad solo tenemos un par de cheques azules en Whatsapp… que nos dicen que nuestro mensaje ha sido leído, pero poco más.

Al final, es muy posible que la misma tensión que nos obliga a comunicarnos sin parar nos termine haciendo sordos, insensibles a las necesidades de los demás, y distraídos; pues aunque estemos “con alguien en línea” al final estamos más pendientes de pensar en nuestras cosas que en “estar” con esa persona.

Sherry Turkle, psicóloga clínica y socióloga del MIT y autora de ensayos como “Alone Together” y “Reclaiming Conversation” ilustra gráficamente: “Yo crecí entre libros. Pero cuando hablaba con mis mejores amigas no tenía permiso para abrir un libro y ponerme a leer en medio de una conversación”… de manera que, explica, los teléfonos han introducido una nueva manera de relacionarnos.

Dice Turkle: “Escribimos en los funerales. Escribimos durante los actos de culto del tipo que sean. Cuando pregunto a alguien por qué lo hace, responde diciendo que solo escribe en el teléfono en momentos aburridos (…) Hemos perdido de vista que el objetivo de los funerales es precisamente estar junto a otras personas, acompañarlas en un momento importante de su vida”. Y lo mismo podría decirse de otras ocasiones como las reuniones de trabajo, las bodas, las celebraciones de cumpleaños… etc.

Así, en lugar de poner en pausa el uso del teléfono, terminamos poniendo en pausa a quienes nos rodean, a quienes no nos interesan, a aquellos con los que convivimos en la familia pues, parecería que razonáramos algo así como “ellos siempre están allí”, en cambio lo que pasa en las redes, en la comunicación incesante que tenemos por medio del teléfono, eso, eso sí que no podemos perdérnoslo.

La digitalización de la comunicación no solo se ha llevado de encuentro esas miradas a que hacíamos referencia, sino también palabras y gestos, que han sido sustituidas por tocar, arrastrar, deslizar, ampliar textos, imágenes y videos en las pantallas.

Carl Trueman, autor del libro “The Rise and Triumph of the Modern Self”, lo pone de una manera un poco más cruda: “ser humano es estar presente con y para los demás, como sabe cualquiera que haya estado alguna vez junto a la cama de un ser querido agonizante”.

Ingeniero/@carlosmayorare

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