Por Las micro-agresiones, aun cuando son acciones muy comunes en muchas partes del mundo, en general son pobremente reconocidas o en el peor de los casos, completamente mal entendidas. Este nombre se debe al Profesor Chester M. Pierce, Psiquiatra de la prestigiosa Universidad de Harvard en Estados Unidos de América, quien en el año 1970 acuñó el término para definir los contextos raciales en donde se realizaban “insultos sutiles”, especialmente a la población afroamericana, que estaba expuesta a este tipo de ofensas regularmente.
En su forma original y tratando de hacer ver la trama racial en la que se desenvolvía la sociedad norteamericana, el Profesor Pierce propuso esta definición: “Las micro-agresiones nos describen los ´insultos y desprecios´ que realizaban con regularidad los estadounidenses no negros sobre los afroamericanos".
Desde ese año, muchos estudiosos de la conducta humana, han trabajado en este fenómeno y han concordado en que el término debe usarse y aún más expandirse para incluir comportamientos agresivos hacia cualquier grupo que se considere marginalizado. De esta manera, un concepto que nació para estar relacionado con el racismo moderno contra los Afro-Americanos, ha pasado a ser usado en otros contextos, tales como discriminación por género, inmigrantes, pobres económicamente e incluso personas con poca educación formal.
Es en esta perspectiva, que el Doctor Derald Wing Sue, catedrático de Psicología en la Universidad de Columbia, describe de una forma más amplia e incluyente a las micro-agresiones: "Los desaires, indignidades, menosprecios e insultos cotidianos que miembros de grupos marginados experimentan en sus interacciones con personas que a menudo no son conscientes de que existe una actitud ofensiva o degradante en lo que dicen o hacen".
La marginalización es un hecho que las personas no escogen experimentar, surge de la discriminación y exclusión que los individuos en las estructuras de poder ejercen sobre aquellos a los que no consideran como iguales. Los marginados son aquellos que no viven en los centros de poder, en las zonas de cultura dominante o en espacios de bienestar social o económico de las sociedades actuales. De esta manera los individuos experimentaran marginalización por raza, género, religión, pobreza acumulada, falta de cultura o educación, entre muchas otras causas más y están sujetos a adolecer de micro-agresiones que en muchas ocasiones no serán perceptibles como tal, por ellos ni por aquellos que los agreden.
La forma más común en que se manifiestan las micro-agresiones son como intercambios de comunicación breves y cotidianos, que llevan como finalidad ultima el enviar mensajes denigrantes a determinadas personas por su pertenencia a un grupo específico. Estas micro-agresiones hacen que las personas que las sufren se sientan señaladas, enojadas, estigmatizadas, temerosas y finalmente vulnerables por que suelen ser violentadas física, emocional o socialmente.
El “micro” del término no se refiere a pequeño o de poca importancia en el sentido original de la traducción. Se describen así, pues estas agresiones sueles ser de corta duración, ocurren en privado y están dirigidas a grupos pequeños y no a grandes masas. Pero esto no quita que sus efectos tengan impactos profundos y puedan generar reacciones de violencia. La continuidad de estas micro-agresiones con el transcurrir del tiempo, pueden tener un impacto mayor que aquellos que sufren de traumas emocionales graves, pero de corta duración.
Unos pocos ejemplos de estas micro-agresiones serian: decirle a alguien de escasos recursos “parece ser una buena persona a pesar de …”, o expresarse de un trabajador “es un buen trabajador considerando que no ha asistido a la Universidad”; incluso los niños pueden ser susceptibles de estas agresiones: “eres igual que tu papa…” cuando se están haciendo comparaciones de eventos negativos en las familias; desafortunadamente, una de las micro agresiones más frecuentes es afirmar “maneja muy bien para ser mujer”, como que el pertenecer al género femenino excluyera la pericia al volante. La lista es interminable, sin embargo, debemos estar atentos a este fenómeno pues sin duda tiene un impacto negativo en la salud emocional del agredido; y mayor cuidado aun, en los casos en donde los agresores seamos nosotros y aun no hemos percibido que dañamos a otras personas a nuestro alrededor, usando micro-agresiones.
Médico y Doctor en Teología.