Muchas décadas atrás, cerca del año 1945, se iniciaron los ensayos nucleares y hasta la fecha se han ejecutado más de 2,000 ensayos de esa naturaleza, ocasionando devastadoras tragedias a la humanidad. A través de una práctica que se manifestaba como pruebas y simulaciones, la historia ha ido demostrando a lo largo del tiempo que el ser humano ha podido sacar provecho de su inteligencia para ir mejorando armas atómicas cada vez mas poderosas y destructivas, lo que no deja de generar incertidumbre y colocar a la humanidad en un estatus muy vulnerable.
Es por ello que, ante el incremento de estas prácticas, en 2009 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba de manera unánime la declaración del Dia Internacional contra los Ensayos Nucleares la fecha 29 de agosto de cada año, por primera vez a partir del año 2010. Al hacer referencia de ensayos nucleares, es necesario conocer a que se refieren los mismos. Básicamente un ensayo nuclear consiste en detonar armas de alta potencia y alcance destructivo,
generando un alto grado de vulnerabilidad por las dimensiones que estas mismas abarcan y pueden llegar a afectar.
Ante ese peligro, la ONU ha buscado fomentar en los países alrededor del mundo, la erradicación total de estos instrumentos nucleares, buscándose constantemente la desaparición de las mismas. Sin embargo, los diversos conflictos entre países, guerras como la que actualmente continua latente entre Ucrania y Rusia, son situaciones que dan pauta a retomar el uso de armas nucleares, siendo más que clara la necesidad que se haga conciencia por parte de los lideres mundiales en desaparecer todo tipo de practicas de naturaleza nuclear, que pone en riesgo la vida en el mundo.
Esfuerzos como el tratado de prohibición de los ensayos nucleares deben adquirir mas fuerza. En el caso de este último, su entrada en vigor en los ordenamientos jurídicos de los países en el mundo, como herramienta que adquiera fuerza legal y respaldo constitucional para salvaguardar el origen y fin del estado: la persona humana. Actualmente, existen más de 300 estaciones de vigilancia repartidas por todo el mundo capaces de detectar explosiones nucleares, incluyendo los ensayos, sin embargo, no es suficiente para atacar el problema de raíz, ya que la situación trasciende hacia intereses políticos, económicos y sociales en general. Problemas de salud, contaminación medioambiental y estragos climáticos, son parte de los daños que ocasionan este tipo de prácticas.
Por ello, la sociedad civil debe continuar con su esfuerzo articulado para demandar a sus líderes la erradicación total de instrumentos y ensayos nucleares, en aras de buscar el bienestar mundial y el desarrollo sostenible a lo largo del tiempo. El mismo Secretario General de las Naciones Unidas lo ha manifestado diciendo que “incluso durante las fases más tensas de la Guerra Fría, las potencias nucleares redujeron significativamente su arsenal nuclear. Había amplio consenso en contra de su utilización y la proliferación de las armas nucleares y los ensayos nucleares. Hoy día, corremos el riesgo de olvidar lo que aprendimos de lo que sucedió en 1945”.
Está en nuestras manos poder alcanzar un mundo sin ensayos y armas nucleares, siendo un trabajo articulado de la sociedad civil el lograr dicho cometido, de tal manera que pueda lograrse mantener un entorno social sano y sostenible en beneficio de los seres humanos en la actualidad y para las futuras generaciones.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador