Por El 25 de abril es el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, el cual es un problema de interés social que ha permanecido arraigado desde muchos años atrás y que, muy probablemente, se hay agravado ahora que vivimos en un mundo tan complejo y bajo la sombra de la pandemia que aún nos acecha. El tema en cuestión es ir más allá de fomentar y concientizar a las sociedades sobre las consecuencias del maltrato en los/as niños/as.
El maltrato infantil ha ido agravándose a lo largo del tiempo en nuestra sociedad. Abusos y desatenciones que sufren los/as niños/as no únicamente dependen del agravio físico o psicológico, sino que ante la dinámica del mundo en que vivimos. Esto se ha transformado en otras maneras de explotación y abuso que, desde la explotación comercial de este sector social, hasta la desatención y riesgo que corre este grupo de la sociedad ahora que la virtualidad ha tomado más auge y se ha posicionado como herramienta de necesidad diaria del ser humano. Lo anterior refleja que los desafíos que se enfrentan para erradicar este problema se han agudizado más y, por tanto, las acciones que deben tomarse requieren ser más concretas y efectivas.
La pandemia, por ejemplo, ha dejado rasgos y golpes en este sentido. Las cifras de maltratos a niños/as en etapas de confinamiento son desconocidos, la vulnerabilidad de este grupo social ahora que se sufre una guerra entre Rusia y Ucrania también ocasionara daños, y así sucesivamente podemos darnos cuenta de que la realidad es otra y muchas veces esta realidad no llega a salir a la luz pública. Por consiguiente, la planificación de diseño y ejecución de políticas públicas encarriladas a tratar este tema de interés social, deben ser puestas en marcha y llevar consigo un monitoreo constante sobre los efectos y resultados graduales que puedan irse obteniendo a lo largo del tiempo.
También es menester que las personas que tengan conocimiento de o sean testigos de cualquier hecho que vulnere los derechos de los/as niños/as lo denuncien a las autoridades correspondientes y así éstas puedan actuar en tiempo y a la brevedad posible para atender el caso. De igual forma, los planes de educación y cultura sobre el rol de la familia para la mejora social, es un eje clave para que la persona vaya concientizándose desde los inicios de su desarrollo personal y así pueda forjarse de la mejor manera un ser humano consciente y comprometido con la erradicación de este problema, el respeto a los/as niños/as y a los demás en general.
Si bien es cierto vivimos en un ambiente multicausal de violencia que se genera en el hogar, la escuela y la comunidad, la articulación de esfuerzos palpables por parte de instituciones y población en general, será algo determinante para prevenir y erradicar gradualmente el problema. Solamente de esa forma y bajo el pensamiento de la búsqueda de la reinserción social y escolar de manera sana y constructiva se verán resultados que a lo largo del tiempo será de beneficio para nuestro país y las futuras generaciones que lo integren. Recordemos que cada niño/a es el tesoro mas grande que el planeta tierra posee y el cuidarles para que sean hombres y mujeres de bien es tarea de todos/as para la búsqueda de la mejora y el desarrollo sostenible en el transcurso del tiempo.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas
Decano de la Universidad Nueva San Salvador